1. Ay, profe, ¡me haces igual que mi papá…!


    Fecha: 12/08/2017, Categorías: Hetero Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues

    ... empujar el agujerito, aún cerrado. Pero cuando a la nena sí le hacen el anal, la abertura cede y la lengua entra. Pues, a mi Luisita le entró. Ese bello culo que exhibió por todo el colegio en el Halloween pasado, al fin estaba en mi boca. Y de ese ano con el que tanto fantaseé, ahora conocía su saborcito ácido y seco. Aunque ya me dolía la base de la lengua, quise hacerle unas buenas repetidas para lengüetearla bien y que sintiera rico. Veinte segundos más, diez más… saqué la boca de entre sus nalgas y dimos al unísono un respingo. Me puse de pie y ella se enderezó. La abracé. - ¿Qué más te hace tu papá? - me lo mete. - ¿te lo hace, y te gusta? Ella asintió lamiéndose los labios. - y ¿qué te dice cuando te lo hace? - que gracias y que me ama. - Y ¿qué más te hace? - mi papá me lo hace todo por la cola. - Uff, lo entiendo… - mascullé - También quiero que me des tu cola. Luisa hizo un gesto de no entender, y respondió con lo obvio: - ahí la tienes, profe – y se volvió a poner. Me bajé los pantalones y luego los bóxer. El lugar donde hacía presión mi glande, estaba delatado por un círculo prominente de humedad. Le lubriqué la argollita con mi saliva y… ¡A culiar! Se lo inserté, empujé, un centímetro, otro más, pasó lo más grande, el cabezón, el resto sería pan comido… - uhy, hasta ahí profe – se quejó ella, deteniéndome con la mano. Al perecer yo lo tenía más largo que el papá de ella. Quise ver todo nuestro cuadro, para regodearme en mi éxito de tener enculada a Luisa. Qué ...
    ... ganas tan grandes de empujar más… se lo tenía que meter todo. Ella tensionaba el dorso e intentaba mirar para atrás, como si ingenuamente esperara ver el coito. Se mordía los labios, estaba gozando. “no, yo no me conformo con tan poco” pensé, y se lo volví a sacar gentilmente. - ¿Qué pasó profe? - mira Me apunté a ensalivarle ese culo como una mamá gata. Luego le pedí que me escupiera la verga todo lo que pudiera, hasta que se le secara la boca. Ella obedeció muy contenta. Volví a apuntarle… cabezón adentro, qué ano tan rico, dos, tres, cuatro centímetros, cinco, seis… - ¡ashh, profe! - no, mi diosa divina, va todo, hermosa, todo… seguí empujando y ella gritó. Me hinqué para besarla en las mejillas y el cuello. - va todo mi vida, todo… empujé aún más y ella volvió a gritar - ya casi un grito más y ¡al fin! La perfecta redondez de sus nalgas estaba aplastándose contra mi pubis. ¡Qué enculada tan brutal! Su recto se sentía calientito y contento. Ella ondeaba su torso y se tapaba la boca con la mano para ahogar los gemidos. En cuanto a mí, me sentía en la gloria más irracional. Se sentía calientísimo y apretado, y para rematar, ella hacía unas pulsaciones, al sol de hoy ignoro si voluntarias o no; que me llevaron al cielo en cuerpo y alma. Se había iniciado la cuenta regresiva para el diluvio de semen. Pero, ¿tan rápido? ¿Tan rica estaba Luisa que me haría ver como un novato? Los ojos se me apagaron y desenfocaron. No pude más sino cerrarlos y así seguir bombeando. Puedo deducir ...
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