1. Lola y el becario


    Fecha: 24/01/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: karlz, Fuente: RelatosEróticos

    ... terminar el banquete me disculpé sin decir a dónde iba y salí a la pequeña terraza de aquel hotel para fumarme un cigarro que terminará de asentar aquel atracón. Como soy becario, el tabaco que tengo es de liar así que empecé el proceso de hacerme un cigarro y al terminarlo, justo antes de encenderlo, apareció Lola por mi espalda y me saludó:
    
    - Hola, Carlos - me dijo.
    
    - Hola - contesté.
    
    - No sabía que fumabas. Nunca te vi escaquearte en el trabajo para hacerlo.
    
    - No soy hombre que necesite la nicotina cada cierto tiempo, pero en ocasiones, me encanta fumarme un cigarro.
    
    - ¿Me das uno?
    
    - Por supuesto, faltaría menos - dije ofreciéndole el paquete de liar con su correspondiente libro de papel y los filtros.
    
    - ¡Ay! Te vas a reír de mi, Carlos - contestó ella tras mirar el paquete y desviar después aquellos dos negros universos hacia mis ojos.
    
    - ¿Por qué?
    
    - No sé liarme un cigarro...
    
    - Vaya treinta y ocho años, Lola...
    
    - Siempre he sido una chica muy buena, Carlos. Hasta pasados los 30 no empecé a pervertirme... No como los de ahora, que venís ya pervertidos de la selectividad.
    
    - Jajajajajaja - reí sonoramente y añadí. - Bueno, fúmate este que tengo liado ya y yo me hago otro en un momento.
    
    - Gracias, Carlitos - me dijo cogiendo el cigarra y rozándome con sus finas y delicadas manos.
    
    Cogió el cigarro, se lo llevó a la boca y se quedó mirándome fijamente mientras yo me liaba otro. Su mirada empezaba a incomodarme un poco, pero de una ...
    ... manera que me gustaba, aunque para parar aquel sentimiento de no saber cómo actuar le dije:
    
    - ¿Qué? ¿Por qué me miras?
    
    - ¿Me das fuego? - preguntó.
    
    - ¿Quieres también el pulmón para fumártelo, Lola? - bromeé con una sonrisa en la boca.
    
    Ella contestó con una sincera carcajada que su boca dibujó dejando mostrar hasta las encías. Le acerqué el fuego a los labios, iluminando su rostro de una manera que me pareció sensual y atractiva y luego encendí mi pitillo. Una vez dada la primera calada, Lola me cogió por el brazo y tiró de mi avanzando hasta el borde de la terraza donde se podía divisar parte de esta maravillosa ciudad que es Barcelona. Era increíble verla andar con tacones y con ese vestido, y era más increíble acompañarla en ese caminar. Me entraron unas enormes ganas adolescentes de agarrarle el culo con fuerza, pero, evidentemente, por educación y madurez, me contuve.
    
    - Carlos - me dijo ella asomada a la terraza. - Cuéntame algo de ti, anda, que lo único que sé es que eres educado, gracioso y eficiente.
    
    - Pues... no sé, Lola, ¿Qué quieres que te cuente?
    
    - No sé, algo de tu vida personal. A ver, por ejemplo, ¿tienes novia?
    
    - No.
    
    - ¡¿No!? - exclamó sorprendida.
    
    - No -volví a contestar. - ¿Tan raro es?
    
    - Hombre, Carlos, eres un partidazo.
    
    - Lola, que me sonrojo... - le dije mientras la piel de mi cara se encendía.
    
    - Es la verdad, chiquillo. Eres educado, agradable y divertido. Y además estas bastante bueno, no nos engañemos. Es muy raro que ...
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