1. Lola y el becario


    Fecha: 24/01/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: karlz, Fuente: RelatosEróticos

    ... hoy... Ñam, ñam.
    
    Y acto seguido se la metió en la boca, entera, como comprobando que le cupiera. Después, empezó a mover su cabeza hacia arriba y hacia abajo, mientras su lengua dibujaba círculos en mi capullo. El pelo rubio y liso, caía sobre su cabeza, impidiéndome que pudiera ver bien la espectacular escena y haciéndome cosquillas con sus puntas en los muslos. Era increíble como la chupaba Lola, como sacaba la boca y empezaba a lamer el costado de pene mientras con su mano la meneaba muy lentamente, como su boca descendía y succionaba los testículos... Pero lo mejor llegó cuando, harta de tener que apartarse el pelo de la cara cada vez que intentaba un nuevo truco, alzó su cabeza, metió su mano dentro de su falda y se sacó el tanga para usarlo a modo de coletero y sujetarse el pelo en una preciosa coleta. Me miró pícaramente y sus labios volvieron a mi polla. Estaba que no podía más, iba a correrme, pero no quería hacerlo, aún me quedaban muchas cosas antes de aquella primera corrida. Joder, yo quería metérsela y follármela, pero en este estado no iba a durar ni dos segundos, por lo que le agarré la cola, tiré de ella con fuerza hacia arriba, obligándola a parar con la mamada. Subí su cabeza hasta tenerla frente a la mía, le mordí el labio inferior y le di la vuelta, dejándola a ella ahora tumbada sobre la cama. Le mordí el cuello y agarré sus senos, los cuales estrujé con suavidad para luego bajar mi cabeza y esconderla entre sus piernas para encontrarme frente a ...
    ... frente con su húmedo sexo. Acerqué la punta de mi lengua lentamente y empecé a rozarla por encima, muy levemente.
    
    - Lo sabía - dijo ella tras emitir un leve gemido.
    
    - ¿El que sabías? - le pregunté yo antes de volver a darle otro pequeño lengüetazo.
    
    - Que eras un travieso...
    
    Dicho aquello hundí mi boca en su coño y empecé a recorrerlo entero haciendo círculos con mi lengua. Empecé a localizar el clítoris a través de su forma de gemir y, cuando di con él, dejé que mi lengua jugueteara, cambiando el ritmo, la velocidad, y la dirección con la que lo chupaba. Los jugos de su coño me estaban empapando la barba, y me encantaba.
    
    - Fóllame, Carlos, por favor, métemela.
    
    - No - contesté yo. - Aún no.
    
    Y acto seguido, mientras mi lengua seguía jugando con su clítoris, metí mi dedo corazón en su vagina y empecé a hacer pequeños círculos, recorriendo todas sus paredes vaginales.
    
    - ¡Joder!¡Para!¡Que me corro! - gritó como una posesa, pero no le hice caso. Quería que se corriera, quería que cuando se la metiera tuviera que empezar todo desde el principio y que el polvo durara más. Y se corrió.
    
    - ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh!!! ¡¡¡¡Carlitos, joder!!!!
    
    Saqué mi cabeza de aquel pequeño trozo de cielo y me puse sobre ella. Su cara tenía una sonrisa que reflejaba satisfacción, pero sus ojos negros pedían más. Por lo que me coloqué de rodillas entre sus piernas y avancé hasta meterle, por fin, todo mi pene en su coño. Me encantó su cara, su boca entreabierta, emitiendo ...
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