MI DULCE Y APASIONANTE ESPOSA TERESA 2
Fecha: 26/01/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Pero lo más terrible de todo, es que esa “visita” había en realidad despertado en mi una sensación erótica que antes no había experimentado con relación a mi bella esposa, y que me tenía fuertemente excitado, pensando en lo que podía pasar aquella tarde. Yo podía negarme a aceptar la presencia de este sujeto en mi hogar, pero un sentido oculto y morboso había asomado y crecido dentro de mí.
¿A qué se debía esto? Quiero confesar que desde joven, las Putas y el ambiente que ellas provocan me gustaron siempre. Ese fuego, ese calor, esa tensión sexual que solo se encuentra en los locales que ellas frecuentan, me encendía, haciendo que yo disfrute intensamente ir donde ellas. Pero era soltero en ese tiempo, ahora estaba casado, con una hembra tiernita y sexy; la cual, estaba seguro, era físicamente más voluptuosa y provocativa que cualquiera de ellas.
Lo que yo estaba sintiendo entonces, era un morboso deseo de experimentar junto a ella, la cercanía de otro hombre, que no sea yo, y que; quien sabe, no tenía otro deseo que seducir y hacer suya a mi mujer. Estos sentimientos tan encontrados entre mi morbo y mis celos me habían quitado la paz, y todas esas horas previas a la visita, me tenían erotizado y sexualmente despierto.
Por su parte, creo que a mi niña le pasaba lo mismo, ya que por momentos la veía pensativa y algo inquieta. Esa noche del viernes, aunque los dos nos sentíamos atraídos, no había sino una especie de alerta sexual. Yo por mi parte, estaba ...
... irreconocible, sentía solo el deseo de acariciarla e incitarla sexualmente, como lo haría un hombre extraño, que por primera vez tenía la oportunidad de manosear esa carne apetitosa y palpitante. La besé con una intensidad desconocida, y las palmas de mi mano; que juntas no alcanzar a cubrir la parte trasera de una sola de esas piernas abundantes y carnosas, la envolvieron, la empalmaron, y la rozaron de abajo hacia arriba, y de arriba hacia abajo; disfrutando mi posesión de varón, exaltando su deseo de ser poseída, enardeciéndola; haciendo que ella disfrute golosamente y con delicia, la sensación de sentirse tomada, poseída, y rendida como mujer.
La mente sexual de ella estaba también encendida, alerta, y con cierta lujuria, porque mientras me besaba, se le salió espontáneamente decirme: “¿Qué ropa quieres que me ponga mañana en la tarde?” Yo, sonriendo pensé: “Estás tocada también por el morbo, mira como tiemblas y suspiras”
- Quiero que mañana estés atrayente y sensual, quiero que el mecánico sienta envidia de la tentadora mujer que tengo por esposa. Ponte ese terno jean, con el que siempre me gusta verte.
- ¡¡Diego, me voy a ver demasiado atrevida vestida así!!
- No, nada de eso, es tu cuerpo, ¿porqué tienes que ocultarlo?
- ¿Tú crees? ¡¡Uyyy…!! Siento cosas… como escalofríos.
- A ver, ¿Cómo te sientes Tere para mañana?
- “¡¡Hay, hay!! No sé, me siento como acalorada, pero con algo de miedo”, Dijo; y con los ojos muy abiertos, se estremeció.
- Siéntete ...