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El legado de Minerva
Fecha: 27/01/2019, Categorías: Masturbación Autor: CalmaSola, Fuente: CuentoRelatos
... sal por la entrada de servicio, te estaré esperando en el carruaje... ¿Adónde irían a aquellas horas de la noche? Ella jamás había salido por la noche de casa. Pero lo que pensó es que su regalo no estaba allí y debían ir a buscarlo. Minerva no paraba de preguntarle a dónde iban, que cuál era su regalo, que por qué se lo iba a dar a aquellas horas...Su padre permaneció impasible ante su insistencia. Se limitaba a mirarla sonriendo y a fumar su sempiterna pipa... Pero poco antes de llegar a su destino su padre comenzó a hablar... ―Minerva, las personas muchas veces tenemos secretos que no nos atrevemos a confesar. Tú tienes los tuyos y yo tengo los míos y quiero que esta noche los compartamos abiertamente. Sabes que eres mi hija preferida. Eso y algo que he encontrado por casualidad, me ha hecho tomar esta decisión... Ella le miraba expectante mientras su padre parecía buscar algo bajo el asiento del carruaje. Su cara se transformó de la expectación a la sorpresa y de ahí a la vergüenza cuando su padre encontró lo que buscaba y lo sacó... Era un libro ya viejo y desgastado y le faltaba la tapa, pero bien sabía ella que libro era aquel. Era su más secreta y adorada pertenencia... Cuando se recuperó un poco quiso preguntar... ―Padre ¿De dónde has sacado...? ―Bien sabes tú donde estaba. El marqués de Sade no me parece un autor muy adecuado para alguien de tu edad, aunque a saber desde cuando tienes este libro... El rostro de Minerva estaba rojo como ...
... la grana, no sabía que decir. Hacía unos 4 años había descubierto la historia de Justine. Con ella había descubierto un nuevo mundo de sensaciones, aunque estas sólo tuviesen vida en su cabeza. Cuántas veces había soñado en que era ella la que estaba encerrada en aquel monasterio y que era sometida a aquellas vejaciones... Con el tiempo aquellas fantasías dieron paso a otras en las que ella era la que sometía a otros...y a otras... Pero evidentemente, jamás se había atrevido a confesar aquellas imágenes que forjaba en su intimidad a nadie... De repente tuvo miedo. ¿Qué tenía que ver el descubrimiento de su padre de aquel libro con su regalo? No le dio tiempo a preguntarlo, porque el carruaje se detuvo ante una mansión. El chofer abrió, la puerta por su lado y tras un momento de duda bajó. Se quedó esperando a que su padre bajase también y se reuniese con ella. Aprovechó ese breve momento para ver que era una gran casa señorial de piedra blanca, rodeada de un muro de unos tres metros de piedra y con una fuerte verja de hierro tras la cual se veía un pequeño jardín, aunque supuso que la parte de atrás tendría un terreno mayor... Su padre se dirigió directamente hacía la puerta y sacando lo que parecía una pesada llave de hierro, abrió la verja. ¿Aquella mansión era de la familia? Minerva creía conocer todas sus propiedades, pero en seguida se dio cuenta de que no era así. Entraron en el recinto y con una segunda llave su padre abrió la puerta de la casa y ...