CALL-BOY
Fecha: 29/01/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
CALL-BOY
Ya son veinticinco años los que han pasado desde que decidí ponerme a trabajar como chapero o prostituto para mujeres. Sí, vale, gigoló, aunque ahora nos llaman con términos en inglés o palabras que disimulan lo que hacemos para ganarnos la vida, pero la verdad es que me dedico a acostarme con mujeres y parejas para tener sexo a cambio de dinero. Y me pagan bien; me gano muy bien la vida desde los veintidós años, cuando empecé como acompañante, call-boy oescort, que es lo que figura en los discretos anuncios que tengo puestos en internet y revistas especializadas.
Lo estoy recordando ahora porque es la primera vez en todos estos años en los que he tenido un gatillazo, la primera vez que mi polla no se ha puesto lo suficientemente tiesa y dura como para poder follarme a la mujer con la que en ese momento estaba. La suerte, que se trata de mi amiga Consuelo y no de ninguna cliente, lo malo, que ya se ve en el horizonte que quizás llega el momento de retirarse de este exigente trabajo. Puedo estar exagerando, ya lo sé, y todos los hombres pasamos tarde o temprano por esta situación, pero es que nunca he tenido el más mínimo problema con mi amiga más fiel, mi polla, la que jamás me ha fallado y la que me da de comer, además de procurarme placer, mucho placer.
Menos mal que Consuelo y yo nos tenemos confianza, amistad y mucho cariño, porque con otra mujer me hubiera sabido muy mal y de esta manera hasta nos hemos reído, dándonos pie a recordar que fue ella ...
... quien me animó a dedicarme a esto y hasta me consiguió mi primera cliente.
Paso a contar algunas de las situaciones que he vivido durante estos años, que se han quedado en mi memoria por ser algo distintas a las habituales, que no suelen tener más historia que una mujer de mediana edad con ganas de follar alquila mis servicios para que le de placer de la manera que más le apetece.
Acabo de cumplir veintidós años y mi situación no es buena: estudiante de cuarto de Biología sin porvenir académico, sin trabajo a la vista, sin un duro y sin poder contar con el apoyo económico de mis padres, que ya son mayores y viven su tranquilo retiro en el pequeño pueblo de la costa de Almería de donde provienen. Hace unos meses que regresé de África (tenía prórroga de estudios para retrasar la mili hasta acabar la carrera, pero me detuvieron en una manifestación antifranquista y además de darme varias palizas en la comisaría, me mandaron dos años a los Regulares en Melilla) y he estado buscando trabajo, pero todo es una mierda que no me da ni para pagar el alquiler. Estoy con Consuelo, mi amiga y compañera de estudios (ella ya ha terminado la carrera y se queda como profesora en el Departamento de Botánica), tomando una cerveza a la espera de la comida en el restaurante chino en el que me invita a cenar siempre que quedamos con ánimo de follar, lo que sucede cada ocho o diez días.
Mira Jorge, lo he pensado mucho y aunque pueda parecerte raro, creo que tengo la posible solución a tus ...