1. Una bolivianita en casa


    Fecha: 13/08/2017, Categorías: Hetero Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... viera, y cuando lo hizo aclaró:
    
    ¡Espero que no haya tenido problemas con su mujercita el otro día!, ¿estoy equivocada si pienso que hoy sí me va a pedir que le chupe la pija?
    
    Entonces, le pedí que deje la ropa sobre la mesa, y le di un cuadro para que cuelgue en la pared, para lo que debía subirse a una silla. Era una foto de Nancy y yo enmarcada que nos regalaron nuestros padrinos de boda que por alguna razón no estaba colgado.
    
    En cuanto inclinó el cuerpo para poner la cintita del cuadro en el clavito me acerqué a su trasero para apretarle las nalgas, bajarle el short hasta las rodillas y pegar mi cara a su canal vertical en el que se advertía una tanguita roja. Le besé las piernas, le olí el culo y no pude evitar nalguearla apenas la oí gemir.
    
    Casi se cae de la silla cuando le froté la pija dura en las gambas, por lo que le ordené que se siente en ella y le acerqué el bollo de ropa que la huela. Eran dos corpiños azules, unas medias finas y unas bombachitas de Nancy. También había un bóxer rojo mío.
    
    Ella se pasaba toda la ropita usada por la nariz mientras yo le abría la blusa para amasarle las tetas, me pajeaba pegado a su cuerpo, le daba algún que otro beso en la boca y le pedía que gima como una nenita. Apenas la descalcé y le saqué el short la puse de pie, me agaché para oler su conchita repleta de vellos, le bajé la tanguita empapada y le pedí que se colara dos deditos sin dejar de oler mi bóxer y la colales verde de Nancy, la que ella misma ...
    ... eligió.
    
    Pronto la arrodillé arriba de la mesita ratona y le encajé de prepo la pija en la boca. ¡Les juro que nadie me la había succionado con tanta pasión como esa hembra! Le encantaba de vez en cuando sacársela y pegarse con ella en la cara, pasársela por el pelo, olerla con desesperación, escupirla con fuerza y volver a exprimirla con su lengua que me descontrolaba por completo. Además decía cosas como: ¡me encanta tomarle la mamadera a los jefecitos casados, quiero la lechita de mi patrón toda en mi boquita!
    
    Creo que cuando la vi cogerse la conchita con dos dedos mientras lamía mis pelotas y me pajeaba con la otra mano le dije que estaba cerca de acabar, y ella entonces empezó a saltar con su garganta casi envolviendo mi glande, hasta que mi leche se derramara inexorablemente allí como un huracán insolente. Apenas se la saqué de la boca ella eructó, se saboreó toda lamiéndose los labios y colándose dedos en la vagina.
    
    Disfruté de su cuerpo estremecido por sus embates dedales, hasta que mi pija tomó forma otra vez y mi instinto animal me condujo a tomarla en los brazos para llevarla a mi cuarto, arrancarle la blusa y el corpiño por el camino y tumbarla en la cama, donde me decidí a chuparle la concha a pesar de su fuerte fragancia y el olor a pis de su tanguita. Le lamí el clítoris y le penetré la vulva con la lengua como si se tratara de un delicioso postre, y saboreé su bombachita inundada de jugos mientras le exigía que me muerda y succione los dedos. Le lamí los pies en ...