Violan a mi novia delante mío Relato cuckold
Fecha: 05/09/2025,
Categorías:
No Consentido
Autor: nacho95mc, Fuente: TodoRelatos
... que tenga que pasar… pero lo pienso a veces.
Él pasó la mano por su nuca, mirando el techo. La imagen de Clara, atada y con otro hombre, se le dibujaba en la cabeza como una película prohibida. Sintió un golpe de celos al pensar que sería el primero que la haría correrse de verdad.
—Si lo hiciéramos… —dijo despacio— tendría que ser bajo mis reglas.
—¿Qué reglas?
—Condón. Tiempo limitado. Y yo podría mirar.
Ella lo miró fijamente, con una leve sonrisa que era mitad travesura, mitad nervios.
—Vale… aunque yo preferiría sin… —susurró, bajando la voz—. Pero acepto lo que digas.
Él se tumbó junto a ella, mirándola en silencio. Su mente luchaba entre la idea de decir que no y la de complacerla.
—Si lo hacemos… será una sola vez —dijo finalmente, más para sí mismo que para ella.
—Una sola vez —repitió Clara, acercándose para besarlo.
Ese beso no fue como los habituales. Había algo en él, una carga eléctrica distinta, como si lo que acababan de acordar fuera a cambiarlo todo.
Capítulo 2 – El anuncio secreto
Álvaro no durmió bien aquella noche. La confesión de Clara le había dejado la cabeza llena de imágenes que no podía apartar: ella atada, vendada, gimiendo para otro hombre. Un hombre que, por primera vez en su vida, no sería él.
Decidió que si iba a cumplir esa fantasía, lo haría bajo su control absoluto. Encendió el portátil, abrió un foro de contactos y creó un perfil nuevo, haciéndose pasar por Clara. La foto de perfil era una imagen ...
... cuidada que él mismo había hecho: ella en ropa interior negra, recostada sobre el sofá, las piernas dobladas y los labios entreabiertos. No mostraba el rostro, pero era suficiente para atraer miradas.
Escribió el anuncio de forma directa:
> “Chica joven y muy guapa busca hombre dominante para encuentro discreto. Atada, vendada, sin poder moverse. Quiero que me uses como quieras. Preferencia por chicos altos, fuertes y muy masculinos.”
Las respuestas llegaron rápido: hombres de mediana edad, algunos jóvenes, la mayoría mediocres. Álvaro descartaba casi todos hasta que uno de los mensajes llamó su atención. El asunto decía simplemente: Colombiano, 1,90, 26 cm.
Abrió el mensaje. La primera foto era un selfie tomado frente a un espejo de gimnasio: un torso ancho, hombros enormes, abdominales marcados y pectorales como piedra. La piel, de un moreno uniforme, brillaba bajo la luz artificial. Tenía tatuajes negros en el hombro derecho y parte del bíceps, líneas gruesas que le daban un aire más rudo. La cara no aparecía del todo, pero se adivinaba una mandíbula cuadrada, labios carnosos y una barba corta muy bien cuidada.
La segunda foto le hizo tragar saliva. Era explícita: el hombre completamente desnudo, sujetando con la mano un pene que parecía desproporcionado. No era sólo la longitud —unos 26 cm, como había dicho— sino el grosor, una forma perfectamente recta con el glande grande y oscuro. La piel estaba estirada y las venas marcaban un relieve casi intimidante. ...