1. Violan a mi novia delante mío Relato cuckold


    Fecha: 05/09/2025, Categorías: No Consentido Autor: nacho95mc, Fuente: TodoRelatos

    ... Álvaro sintió un calor incómodo en el estómago; era imposible no compararse.
    
    La tercera imagen mostraba su estatura de manera indirecta: estaba de pie junto a otro hombre en el vestuario del gimnasio, y le sacaba fácilmente una cabeza. Debía medir alrededor de 1,90 o 1,92, con un cuerpo tan macizo que incluso con ropa se notaría su fuerza.
    
    El mensaje acompañaba las fotos:
    
    > “Me gusta dominar, soy limpio y muy directo. Si quieres que la pase bien, me das la dirección y una hora. No me gustan las charlas largas. Entro, la uso y me voy.”
    
    El tono era masculino, seguro, sin adornos. Álvaro sintió un latido extraño en las sienes. Se obligó a mantener el papel de Clara en las respuestas, escribiendo con un toque coquetamente sumiso.
    
    > “Me pones nerviosa… me gusta lo que veo. ¿Podrías hacerlo conmigo atada y vendada?”
    
    La respuesta llegó en menos de un minuto:
    
    “Claro. Mejor así. Le quita nervios y me deja hacer mi trabajo.”
    
    Álvaro pensó en bloquearlo, en cerrar todo, en olvidarse del plan. Pero no pudo. Escribió la dirección y la hora. Antes de enviar el mensaje, adjuntó un par de fotos más de Clara: una en ropa interior roja y otra de espaldas, desnuda, que había hecho en un momento íntimo. Sentir que otro hombre las estaba recibiendo le provocó una punzada de celos y, extrañamente, excitación.
    
    Cuando apagó el portátil, notó que su respiración estaba acelerada. Por un lado, le aterraba la idea de que este hombre de 1,90, moreno, musculoso y armado con un ...
    ... pene monstruoso fuera a tocar a Clara. Por ot
    
    ro… sabía que no había vuelta atrás.
    
    Capítulo 3 – Preparativos
    
    El día del encuentro amaneció más gris de lo habitual, como si incluso el cielo estuviera indeciso. Álvaro pasó la mañana sin poder concentrarse en nada. Había ido a correr para calmarse, pero la imagen del colombiano —esa mezcla de músculo, altura y esa erección monstruosa— le aparecía cada pocos minutos como un latigazo.
    
    Clara, ajena a la tensión real que se cocinaba en su cabeza, parecía emocionada. Llevaba una camiseta suelta y unos shorts de algodón, como si fuera un día cualquiera. Pero cada vez que él la miraba, recordaba las fotos que había enviado al colombiano y la idea de que, en pocas horas, un desconocido las tendría grabadas en la memoria.
    
    A media tarde, Álvaro empezó a preparar el piso.
    
    Primero, las cámaras. Había comprado tres cámaras ocultas pequeñas con conexión Wi-Fi y batería de larga duración. Una la colocó en el cabecero de la cama, camuflada detrás de un adorno de madera; otra, en la esquina del armario con visión panorámica; y la tercera, en el salón, apuntando hacia el pasillo por el que el colombiano entraría. Se agachó varias veces para comprobar ángulos y encuadres, asegurándose de que nada quedara fuera de plano.
    
    Luego, las cuerdas. Eran gruesas, de algodón suave, para que no dejaran marcas, pero resistentes. Las pasó por los extremos de la cama, ajustando la tensión con precisión. Probó cada nudo, imaginando sus muñecas ...
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