Violan a mi novia delante mío Relato cuckold
Fecha: 05/09/2025,
Categorías:
No Consentido
Autor: nacho95mc, Fuente: TodoRelatos
... y tobillos atados. Una venda negra de satén descansaba doblada sobre la mesita de noche.
La luz fue el siguiente paso: bajó las persianas hasta dejar sólo un hilo de claridad que entraba por el lateral, suficiente para que las cámaras captaran cada detalle. Quería que todo tuviera ese ambiente íntimo, casi clandestino.
Cuando todo estuvo listo, se quedó de pie en medio de la habitación, mirándolo todo. Sintió un peso en el pecho. Una parte de él esperaba que el colombiano no apareciera, que todo quedara como una fantasía. Otra parte… no podía dejar de imaginarlo entrando, enorme, con esa confianza de macho alfa que se notaba en sus mensajes.
A las siete en punto, Clara salió del baño, recién duchada. Llevaba sólo un conjunto de lencería negra que él le había comprado: encaje fino, tirantes delicados, y una abertura sutil entre los pechos. Su piel estaba todavía húmeda, y su pelo caía suelto sobre los hombros.
—¿Así está bien? —preguntó con una sonrisa nerviosa.
Álvaro tragó saliva.
—Perfecta.
La guió hasta la cama, le ató las muñecas y tobillos con cuidado, ajustando para que no pudiera moverse más que lo justo. La venda cubrió sus ojos y, por un instante, él se detuvo, mirándola: respiraba rápido, pero no por miedo. Había un brillo en sus labios entreabiertos.
Antes de irse a la habitación contigua, dejó la puerta de entrada del piso entreabierta, tal como habían acordado en los mensajes con el colombiano. Encendió el portátil, comprobó que las ...
... tres cámaras transmitían sin cortes y se sentó, con los auriculares puestos para escuchar cada sonido.
Y entonces, empezó la espera.
Los primeros minutos fueron largos, como si el tiempo se hubiera ralentizado. Álvaro miraba el reloj, luego la pantalla, luego la puerta del salón. La duda le mordía: ¿Y si es un fake? ¿Y si no viene? Una parte de él lo deseaba. Otra, no quería quedarse con la espina de no ver lo que pasaría.
A las 19:17, un ruido leve en el salón lo hizo enderezarse. La puerta se abrió despacio. Por la cámara, vio una silueta alta llenando el marco de la entrada. El colombiano. El mismo de las fotos. Mismo torso ancho, tatuajes, brazos como columnas, y ese andar relajado, dueño de sí mismo. Llevaba una camiseta ajustada que marcaba cada músculo y unos vaqueros oscuros que apenas disimulaban el volumen entre sus piernas.
Álvaro sintió un nudo en el estómago. No había vuelta atrás.
Capítulo 4 – La llegada
El colombiano cerró la puerta con un movimiento lento, casi sin ruido, y se quedó unos segundos de pie en el salón, como un depredador que analiza el terreno. Desde la pantalla, Álvaro lo veía avanzar con calma, sin prisa, con esa seguridad que sólo tienen los hombres que saben el efecto que provocan.
Se quitó la camiseta mientras caminaba hacia el dormitorio, revelando un torso de gimnasio perfecto: pectorales firmes, hombros anchos, abdominales marcados y brazos donde las venas parecían cuerdas tensas. El tatuaje en el hombro derecho bajaba ...