Megan - la otra familia de papá 06 - Relatos Eróticos

Megan - la otra familia de papá 06

... clienta quería que quedara, algo que cobró relevancia minutos más tarde, cuando hicimos varios ensayos del sitio donde trabajaría, hasta que Claudia se decidió y por fin la mujer se sentó en el sillón para que la tatuara, no sin antes, claro, bajarse la parte del vestido que cubría su seno para, según ella hacerme más fácil el trabajo, un hecho que al principio me costó trabajo superar, pero que con el paso de los minutos se convirtió en algo tan natural que en algún momento dejó de tener importancia.

Los minutos pasaron mientras tatuaba a esa mujer, imprimiendo un cuidado exhaustivo en cada uno de mis trazos, cuidando que todo saliera perfecto que no hubiera el más mínimo error en aquel trabajo, viendo como Claudia mostraba de vez en cuando algunos gestos de dolor y, para mi sorpresa, también algunas expresiones de placer, nada que lograra desconcentrarme de lo que hacía, pero que si me mantuvo con una semierección durante todo el tiempo que estuve atendiéndola, sin darme cuenta del tiempo que estuve trabajando en su piel hasta que al fin terminé el tatuaje y sonreí, satisfecho por el resultado, intercambiando una mirada con Alicia, viendo cómo ella asentía y se mostraba orgullosa de lo que logré en ese estudio, de aquel primer tatuaje que representaba el inicio de mi carrera en esa rama del arte.

La verdad es que a pesar de ser un diseño más o menos simple, estaba orgulloso de mi trabajo y un poco sorprendido también, porque lejos de lo que esperé, de aquella ...

... hipotética escena en la que Alicia hubiera tenido que intervenir de alguna forma, las cosas parecieron resultar bastante bien, una suposición que más tarde pude corroborar cuando Claudia se miró al espejo y nos obsequió una sonrisa enorme y una expresión muy entusiasta, antes de que me diera un tronado beso en la mejilla para luego cubrir el tatuaje con pomada y una película plástica.

- Lo hiciste muy bien, muchacho - comentó Alicia después de que despidiera a Claudia, cuando regresó a su lugar de trabajo y nos quedamos solos en aquella habitación, mientras yo limpiaba y recogía el lugar, sonriente, sin dejar que anda interviniera con la satisfacción que me provocó hacer un buen trabajo, a pesar de que fuera algo poco complicado.

- Gracias - dije simplemente.

- Sí, bueno, aunque parece que te entusiasmaste un poquito con Claudia - dijo de pronto, de una manera distinta, haciendo que la mirara mientras ella señalaba mi pantalón y la discreta carpa que se había formado con mi pene semierecto debajo. Una risilla avergonzada se me escapó mientras sentía cómo se incrementaba el calor de toda mi cara.

- Lo siento, es que… - Alicia, rio un poco.

- No te disculpes, esas cosas pasan - dijo sin más, sonriéndome, haciendo que desviara la mirada cuando noté lo lasciva que resultaba la expresión con que me observaba - pero si quieres te ayudo a que te relajes un poco - comentó, haciendo que tragara saliva, porque sabía que tener algo con esa mujer, por mucho que lo deseara, no ...