Megan - la otra familia de papá 06 - Relatos Eróticos

Megan - la otra familia de papá 06

... bragas, rindiéndome al final mientras esperaba a que entrara mi hombre por la puerta, rogando para que aquella sorpresa fuera por completo de su agradado.

Los segundos en los que estuve esperando a que Felipe se apareciera en la recámara, se me hicieron eternos, porque escuchaba el barullo proveniente de la cocina donde todos los demás se estaban reuniendo sin que nada pasara en la habitación o siquiera afuera, en el pasillo; y por si eso fuera poco, los nervios que sentía me estaban matando, porque no sabía si aquella prenda le gustaría a mi esposo, no tenía idea si le excitaría que yo lo recibiera con nada más que esa vulgar pieza de lencería o lo haría enfadar.

Pasos en el pasillo, una risilla ahogada y la voz de mi hombre fue lo que logró sacarme de mis propios pensamientos y me motivó a pararme frente a la puerta, sin saber dónde demonios poner las manos hasta que al fin las puse detrás de mi espalda, con los dedos entrelazados.

- Megan ¿De qué se trata todo esto? ¡Nos vamos a caer! - dijo Felipe, un segundo antes de que la puerta se abriera y por ella apareciera mi esposo, con Megan detrás de él, tapándole los ojos con las manos.

- ¡Bueno, bueno! ¡Ya deja de quejarte! - exclamó Megan sin dejar de sonreír, haciendo que mi esposo tuviera que inclinar su cuerpo un poco hacia atrás, pues era más bajita que Felipe - ¡Okey! Te voy a quitar las manos de los ojos, pero no puedes abrirlos hasta que haya cerrado la puerta ¿Entendido?

- Está bien.

- Promételo - ...

... le Exigió su hermana menor.

- Lo prometo - dijo Felipe, mientras yo sonreía nerviosa, intercambiando una mirada cómplice con Megan, quien por toda respuesta me guiñó un ojo, antes de retirar sus manos del rostro de su hermano y luego salir de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.

- Ya puedes abrirlos - susurré, con la voz ahogada por los nervios, antes de que mi marido abriera sus ojos, de que se quedará perplejo, sin decir una palabra mientras recorría mi cuerpo con su mirada, dejando que su vista se estacionara un momento en mi entrepierna y luego en mis senos, antes de que sus ojos se encontraran con los míos - ¡Sorpresa! - dije en un volumen muy bajito, sintiendo cómo se me enrojecían las mejillas, sin tener idea de si aquella ausencia de respuesta de parte de mi marido era algo bueno o algo malo - ¿Te gustó? - pregunté, sintiéndome un poquito ansiosa al ver que no reaccionaba, hasta que de pronto dio un par de pasos hacia mí, colocó sus manos en mi cintura y me besó, de una forma salvaje y atrevida que me tomó por sorpresa, que me hizo sentir muchas cosas muy lindas, que me erizó la piel y me llevó a abrazarlo con mis manos, acariciando su cabeza, sintiendo cómo sus manos se deslizaban lentamente hasta apoderarse de mis nalgas y apretarlas con fuerza, mientras su lengua obligaba a la mía a entrar en una danza erótica que elevó mi excitación de cero a cien en un segundo, que me llevó a deslizar mis manos por su cuerpo, sacarle el cinturón y desabrochar su ...