Clases Particulares 3 - Relatos Eróticos

Clases Particulares 3

... nadie me molestó, aunque también es cierto que me volví un poco invisible, nadie se me acercaba, solo mi amiga.

Con ella a menudo hablábamos de chicos. Bueno hablaba yo y ella asentía, era muy callada para eso. Su hermano me ponía un montón y coincidía bastante con él, porque empecé a frecuentar su casa. Sus padres se alegraron mucho de que tuviese una amiga y mi tía, encantada. Veía a Eireen inocente y una buena influencia para mí, después de todo el follón que tuve en mi antiguo colegio. Tuve que disimular mi vena macarra y también mi atracción por su hermano, no quería liarla y prefería conservar a mi amiga. También es verdad que a Tom chicas no le faltaban, y yo estaba en la friendzone por su hermana.

A finales de ese curso me invitó a pasar un fin de semana en su casa. Sus padres se iban a Irlanda. Se supone que nos iba a echar un ojo su hermano, eso es lo que acordaron sus padres y mi tía para dejarme ir, pero luego él se fue de fiesta y no apareció por su casa, menudo elemento. La noche del sábado vimos una peli en el salón, con nuestros pijamas y palomitas, la manta cubriéndonos. Eireen sacó una botella de whisky escoces de su padre. Ella no solía beber y los chupitos se le subieron pronto a la cabeza. Yo estaba más sobria, estaba acostumbrada a beber, aunque llevaba unos meses sin tomarme unas copas, ya que mi tía no se fiaba de mí y no me dejaba salir por la noche, por si volvían mis malos hábitos.

Estábamos riendo medio tumbadas en el sofá por alguna ...

... tontería y Eireen me abrazó, diciéndome que me quería mucho. Luego se separó, tomo mi cara con sus manos y me besó. Me quedé paralizada por un momento y luego la empujé separándola.

- ¿Pero qué haces?

- Me gustas mucho, Miriam…

- Ya, pero yo no…

Intentó besarme de nuevo, pero la separé. Estaba muy roja y empezó a ponerse muy nerviosa, con los ojos llenos de lágrimas. Luego se levantó y se fue corriendo del salón.

- Mierda…

Vaya marrón. No me había dado cuenta ni por un momento de que yo le gustaba. Ahora veía claro porque nunca hablaba de chicos. Podía haberme dicho antes que a ella le iban las chicas, pero era tan callada y tan tímida que...Habría sido su amiga igual, que me importaba a mí con quien se liara. Estuve tentada de recoger mis cosas y volver a casa de mi tía, pero sabía que tenía una cita y no quería fastidiarla el momento, bastante hacia la pobre con tenerme en casa y pagar el instituto. Tampoco quería irme así dejando a Eireen sola. Teníamos que hablar las cosas.

Esperé unos minutos para que se calmara y por si regresaba, pero al no hacerlo fui a su habitación. Estaba tumbada en su cama, de espaldas a la puerta. La habitación estaba en penumbra, solo la iluminaba una tele que tenía en el escritorio. Me metí en cama con ella y la abracé por la espalda. Ella suspiró, llorosa. Con mi mano empecé a acariciarla el pelo, quería consolarla.

- No me van las chicas, pero te felicito por tu buen gusto -. Conseguí arrancarla una risa.

- Anda, date la ...