Mi hijastra se hizo puta para mí (parte 1)
Fecha: 14/09/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Montes Federico, Fuente: CuentoRelatos
... no estaba) y terminamos resolviendo separarnos. Ella volvió a Córdoba, pero cuando le informó a su hija, Giselle le dijo que no se iba ni loca. Había empezado Diseño y Comunicación en la UBA de Pilar y no pensaba abandonar los estudios. Los gritos de ese debate sonaron por la casa durante tres días, pero Esther no tenía manera de obligarla a nada.
-“Andá vos”, le dijo a la madre, “Yo me quedo con Roberto hasta que me acomode en algún lugar de por acá”.
Pese a las protestas, no hubo nada que la cambiara. Como además recibía una mensualidad de 500 dólares del viejo, tenía la capacidad de valerse por si misma y no depender de la vieja. Y así fue como nos quedamos los dos viviendo juntos. Yo estaba re bajón por el fracaso de mi relación a la que había puestos muchas esperanzas y la verdad que Gise tuvo que aguantar mis pálidas, mi depre e hizo lo que pudo para ayudarme. Y en realidad me sirvió mucho para que no me bajonee más, ponía vitalidad y alegría donde estaba.
Pasaron dos meses hasta que una tarde de sábado en que ella se había levantado tarde (se fue a bailar el viernes y llegó de madrugada), la encontré haciendo una siesta en una reposera al lado de la pileta cuando llegué. Yo venía de trabajar, transpirado y cansado. Me duché, me puse un short, preparé unos mates, me di un chapuzón y me acomodé en una reposera cerca de ella, mateando mientras terminaba un cuento que estaba escribiendo (escribir era una de las cosas que me calmaba del duelo), suponiendo que Gise ...
... estaba dormida.
-“¿No hay un alma caritativa que me pase crema por la espalda?”, preguntó haciendo un mohín (le encantaba bebotearme).
-“Pensé que estabas dormida. Ya te paso”.
Me acomodé una mesa al lado de su reposera, me senté a su lado y empecé a pasarle crema con la izquierda mientras me cebaba mates y los tomaba con la derecha. Ella llevó sus manos a la espalda y desató la malla para dejar toda su espalda descubierta. Terminé de embadurnarle la espalda y se quejó porque no le pasaba en las piernas y brazos por lo que también se los unté de crema.
-”Y vas a dejar que mi cola se ponga roja por el sol?”.
Le pasé rápidamente crema allí y cuando no quedó sector de su cuerpo a mi alcance sin crema, me dediqué al mate y ya me volvía a mi cuento cuando ella se dio vuelta y protestó.
-“Y en la parte de adelante, mi hermoso y galante caballero ¿no me va a pasar crema?”.
Al darme vuelta mientras le decía que ella misma podía pasarse crema, vi que estaba sin la parte de arriba de la malla, con sus preciosas tetas al aire, sonriéndome.
-“No es lo mismo si la pasas vos, Betito”.
-“¿Te volviste loca?”, le dije mientras le tiraba la toalla que tenía a mano y me llevaba las cosas del mate a mi reposera. “Tapate”.
Se levantó, sentándose en la reposera, tomando los senos en sus manos como ofreciéndomelos y me pregunto si no me gustaban.
-“No sé que te agarró Gise ¿te volviste loca? ¡¡soy la pareja de tu mamá!!, además de llevarte más de 30 años”.
-“Eras ...