1. ¡La Concha de mi Hermana! [09]


    Fecha: 17/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Nokomi, Fuente: TodoRelatos

    ... el directorio.
    
    —Ah, porque “estimado” no lo digo ya…
    
    —No jodas, Abel. Tenés 23. ¡Viví un poco el desorden!
    
    —Me alcanza con el que generás vos —dije, levantando la ceja.
    
    Katia sonrió, satisfecha. Había logrado pincharme.
    
    * * *
    
    —En una ocasión, escuché un, un rumor —dijo Silvia, su voz resonando como un eco en la habitación—. Me contaron que Cristina, la ex secretaria de Stella, se dedicaba a complacerla en lo más íntimo. ¿A vos también te toca hacer lo mismo?
    
    Katia se quedó inmóvil, como una estatua de mármol, su desnudez resplandeciente bajo la luz tenue.
    
    —No te preocupes —continuó la auditora, su tono cargado de insinuaciones—, no hay ningún problema si lo haces… siempre y cuando lo hagas con discreción. Como Cristina.
    
    —Si Cristina fue tan discreta… ¿usted cómo se enteró? —preguntó Katia, su voz firme a pesar de la tensión.
    
    Debo reconocer que Katia tiene una habilidad innata para captar detalles que incluso a mí se me escapan.
    
    —Muy astuta —respondió Silvia, con una sonrisa enigmática—. Bueno, está bien, no fue un rumor. Un día, Cristina vino a mi casa, suplicándome que no iniciara una auditoría contra Stella por unas irregularidades en los pagos. Lo primero que hizo fue demostrarme que esos eran errores honestos, no un caso de corrupción. Simplemente, Stella es despistada. Y luego… me recompensó por mi silencio.
    
    —¿Te acostaste con ella? —preguntó Katia, sus ojos brillando con curiosidad.
    
    —No exactamente. Solo… abrí las piernas. Ella ...
    ... fue la que hizo todo el trabajo. Y muy bien, por cierto. Hoy creí que me encontraría con Cristina, pero veo que Stella cambió de secretaria —dijo Silvia, tomando a Katia por el mentón—. Y es tan hermosa como la anterior… o más, dependiendo de qué atributos se miren —acarició los pechos desnudos de mi hermana—. Si quieres ayudar a Stella, bueno… ya sabes lo que puedes hacer.
    
    Katia sonrió, su cuerpo relajándose visiblemente.
    
    —¿Cómo quiere que lo hagamos?
    
    —Así, ya les muestro… —dijo Silvia, desnudándose de la cintura para abajo. Su figura voluptuosa me tomó por sorpresa. No me imaginé que tuviera unas curvas tan perfectas. Su vagina tenía un triángulo de vello púbico, prolijamente recortado.
    
    Se puso de pie ante la cabecera de la mesa y apoyó las manos sobre ella. Luego separó las piernas y se inclinó, ofreciendo su cuerpo en una posición provocadora.
    
    —Mientras Abel sigue con lo suyo… vos podés hacer tu magia.
    
    Katia y yo nos miramos, fueron solo unos segundos. Entendimos la cercanía… pero ¿qué más podíamos hacer? Stella, y probablemente toda la empresa, dependían de que hiciéramos bien nuestro “trabajo”.
    
    Katia asintió con la cabeza y se puso de rodillas ante Silvia. Se posicionó entre sus piernas y comenzó a lamerle la concha al instante. Me acerqué cauteloso, posando mi glande entre los labios vaginales de esa mujer. Tenía ganas de hacerlo, de verdad. La doña estaba muy buena. Solo me preocupaba que algunas lamidas de Katia pasaran… demasiado cerca.
    
    Y eso ...
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