¡La Concha de mi Hermana! [09]
Fecha: 17/09/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Nokomi, Fuente: TodoRelatos
... pidas.
Yo asentí, pero la cabeza me iba por dentro como una licuadora sin tapa. Las manos me sudaban. Sentía el impulso de huir… y, al mismo tiempo, algo dentro de mí decía que me quedara. Que ahora venía lo interesante. Lo inevitable. Lo bueno.
Y ahí me quedé. Sin moverme. Como si cada segundo que pasaba me estuviera empujando un paso más adentro de algo que no iba a poder desandar. Con la verga erecta apuntando al techo.
Silvia volvió a tragarla. Con maestría. Metió todo lo que pudo en su boca y movió la cabeza con un ritmo constante. Yo sentí una descarga eléctrica subir hasta el cuello.
Y al mismo tiempo, Katia —mi hermana— estaba desabrochándose la falda. Se le cayó al suelo. Quedó en ropa interior. Roja. Yo conocía esa tanga. La había lavado en casa. La había visto colgada en el tender. Nunca me imaginé que le quedara tan bien.
Y eso que la vi desnuda. Pero a veces, hay cierto conjuntos que son más favorables que la propia desnudez.
Silvia seguía mamando, ejerciendo una presión suave, firme, como quien afirma dominio sin levantar la voz. No era una caricia, pero tampoco era brusca. Sentía su calor de su boca filtrarse a través de mi piel y, por alguna razón que no me enorgullece, no me moví. Me mantuve firme, en todo sentido.
La habitación tenía una temperatura rara. Ni fría ni cálida. Tensa. Y lo peor era que el silencio no ayudaba: estaba cargado. Saturado de algo que no sabía nombrar.
Frente a mí, Katia seguía bailando. Si es que eso podía ...
... llamarse bailar. Se desplazaba con una torpeza tan suya que, en otro momento, me habría hecho reír. Ahora no. Porque cada movimiento la dejaba un poco más expuesta. Cada paso mal dado era una capa menos. La falda ya estaba en el suelo. Las medias desparejas. La camisa tirada sobre la silla. Y la tanga bajando… lentamente.
Silvia me besó.
Lo hizo sin aviso y con precisión. Técnica perfecta. Un beso de manual. Y no fue desagradable. No fue nada malo, de hecho. Pero mis ojos no se cerraron. Miré a Katia, como pidiéndole instrucciones. Solo pude ver cómo se quedaba completamente desnuda.
* * *
—Yo creí que con el bailecito y la chupada de pija se iba a conformar —dijo Katia, que ya metía lentamente un dedo en su concha. Sus ojos, siempre en la pantalla del televisor.
Los concursantes esperaban, tensos, por el desafío final. Miraban al jurado con las manos detrás de su espalda y los gorritos de chef medio ladeados.
—Yo también. Porque dijo “un momento a solas”, nada más. Un momento es un beso. O un pete, en los casos más explícitos. Pero…
—Pero Silvia volvió con la concha caliente. Tenés encanto, hermanito. Eso nadie lo puede negar. Se ve que las veinte horas que pasás al día acomodándote el pelito con gel, sirven para algo.
—¿Pelito? Apenas si me queda pelo, con lo corto que lo tengo.
—Justamente. Lo tenés tan negro, tan corto y tan prolijo que parecés un contador de 45 años. Falta que empieces a decir “estimado” por WhatsApp y ya está, te dan un cargo en ...