1. ¡La Concha de mi Hermana! [09]


    Fecha: 17/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Nokomi, Fuente: TodoRelatos

    ... broma.
    
    Tampoco lo dijo en serio.
    
    Lo dijo desde ese lugar intermedio, donde uno lanza una pregunta esperando que el otro no la esquive, pero sin saber qué hacer con la respuesta si llega.
    
    Yo respiré hondo, como si tuviera que buscar la cifra exacta en algún archivo interno.
    
    —Diría que sos… 60% caos estructural.
    
    —¿Qué?
    
    —Escuchá —dije, con tono de presentación formal—. Sos torpe, olvidás cosas básicas, tu manejo del espacio es un atentado a la lógica, y tu sentido de la organización es, objetivamente, inexistente.
    
    Ella sonrió, en silencio.
    
    —Pero también sos un 40%… no sé si belleza, porque eso suena superficial. Digamos que tenés una mezcla de simpatía espontánea, calidez… y sí, vamos a decirlo: sos muy linda.
    
    —¿Muy?
    
    —Técnicamente, sí. Aunque vivís disfrazándolo con ropa rota y rodete mal hecho.
    
    Ella se rió por la nariz, bajito.
    
    Ella se rió por la nariz, bajito, con ese sonido que a veces parece un gesto de burla y otras, una confesión de ternura.
    
    —Me estás elogiando como si fueras mi supervisor de Recursos Humanos.
    
    —Y vos lo preguntaste como si fueras a armarte un Excel emocional —respondí, cruzando los brazos sobre el pecho, intentando que la incomodidad se escondiera entre el sarcasmo.
    
    Pero el silencio que vino después no era de esos que dan pie a una risa, ni a un cambio de tema. Era uno de esos silencios que bajan la luz de la habitación sin tocar el interruptor. Me obligó a pensar. A comparar.
    
    Silvia era intensa. Madura. Con ...
    ... ese aire seguro de quien ya vivió todo dos veces. Paula era eléctrica. Inesperada. La clase de persona que aparece un viernes y te arruina la rutina con una sonrisa.
    
    Pero ninguna de las dos estaba en mi sillón. Ninguna de las dos me preguntaba, entre líneas, si algo había cambiado para siempre.
    
    Y justo cuando creí que me podía esconder detrás de mis pensamientos, Katia habló.
    
    —Yo soy más linda.
    
    —¿Eh? —fue lo único que atiné a decir, como un idiota desarmado.
    
    —Digo que soy más linda que Silvia y Paula —repitió, con esa franqueza despojada de malicia—. Pero no soy más linda que Stella. Esa mujer sí que es hermosa.
    
    La frase flotó unos segundos, hasta que encontré un salvavidas en el mar de sus ojos.
    
    —Stella podría ser la más linda, sí... aunque tengo mis dudas —dije, y me agarré de esa frase como quien se cuelga de una excusa para no pensar.
    
    Katia me miró.
    
    Justo en ese instante, la televisión mostró un pastel en forma de castillo desplomándose en cámara lenta. La metáfora era tan grosera que me dieron ganas de apagar la tele a patadas.
    
    —¿Querés que prepare algo para comer? —pregunté, poniéndome de pie con una energía falsa, como si el hambre fuera el problema real.
    
    —No. Pero si vas a la cocina, traé más té.
    
    Asentí. Caminé hacia la cocina despacio, como si el pasillo fuera más largo de lo que recordaba.
    
    En el silencio que dejé atrás, escuché un suspiro suave.
    
    Y supe —sin necesidad de darme vuelta— que ella también había entendido lo mismo ...