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Paola (parte 2)
Fecha: 18/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Montes Federico, Fuente: CuentoRelatos
Estaba tirada en una de las reposeras de la terraza, rodeada de botellas y dormida. Busqué una toalla húmeda y le limpié los restos de vómito, la levanté en mis brazos y la llevé a su dormitorio. Con toda delicadeza la fui desvistiendo hasta dejarla en ropa interior y la acomodé entre las sábanas. En ese momento abrió los ojos. – “No me dejes sola, tío. Por favor” Me acosté al lado de ella sin desvestirme y me quedé dormido. A la mañana siguiente me desperté con ella abrazándome y su cara apoyada en mi hombro. Con suavidad me deslicé y le corrí los brazos y cuando giré para levantarme y mi cara quedó frente a la suya, me abrazó y me dio un beso, se dio vuelta y siguió durmiendo. – “Le dura la curda”, pensé Estaba terminando mi mateada, que dura hora y media acompañada de lectura de noticias, revisar las redes, responder mensajes, cuando apareció enfundada en una bata blanca, fresca y a cara lavada aunque todavía tenía rastros de su resaca. – “Parece que te tomaste todo ayer, ¿no?” – “Es por tu culpa tonto. Me dejaste sola y te extrañaba”. – “¿A mí Paola? No jodás, tirate en la reposera que te preparo el té”. – “No necesito té, necesito un abrazo. Y después café”” Me levanté, la abracé y otra vez el abrazo fue intenso, volvió a darme un fuerte y largo beso no en la mejilla sino en el cuello y se sentó. No muy sereno, le preparé el café. Cuando volví casi se me cae la taza y el azúcar. Se había sacado la bata y estaba con una micro bikini que casi ...
... no tapaba nada, estirada en la reposera y dejando en una exposición privada para mí su escultural cuerpo. Con toda la calma que pude le llevé la infusión, me sonrió, me tiró un besito, se puso de lado y la bebió. – “Vamos a la pile Fede. Dale, andá a ponerte un short.”. Mi intención al venir era ayudarla a que se componga e irme, lo cual era lo que debía haber hecho. Pero a esa altura me era imposible. Fui a cambiarme y, cuando volví, estaba haciendo largos en crowl. Me zambullí y me puse a su lado acompañándola en su nado. – “Seguis en buen estado”, me dijo con alegría cuando paramos un rato en el sector medio, con el agua por la cintura. “No solo me seguís el ritmo, sino que te mantenes en forma”, dijo mientras sus manos me acariciaron el pecho, “¡¡Que músculos tenés!!”. No podía sacar los ojos de sus pechos y de la mirada sensual que me dedicaba y todos mis ratones corrían a mil, a la vez que trataba de serenarme y me repetía que era una sobrina para mí. – “Me agarró frío”, dije y salí de la pileta como si hubiera tiburones en el agua. – “¿Te asusté?”, preguntó irónica. – “No nena. Para nada. A los viejos nos afecta el frío, nada más” Salió de la pileta cuando estaba terminando de secarme y empezó ella a secarse mientras me tiraba en la reposera con la toalla sobre mi short para evitar que se me vea la erección. Ella se movía sensualmente, se secaba pedazo a pedazo regalándome toda la visión de su cuerpo que la diminuta malla ni tapaba. Tomé mi ...