-
Pausa matrimonial = despertar sexual
Fecha: 19/09/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Diosa Nix, Fuente: TodoRelatos
El calor era sofocante en Madrid pese al aire acondicionado y la penumbra de persianas bajadas. Traté de explicarme. —No es eso, Manolo. Veintitantos años casados y creo que todavía no terminas de comprenderme. —¿Comprenderte? ¿Acaso no te he dado una buena vida? Has tenido de todo, sin necesidad de trabajar. Las mujeres sois la hostia. Creo que nos os comprendéis ni vosotras mismas. —Ya hemos hablado de esto varias veces en el último mes, no quiero encallar en una discusión que no nos lleva a ningún sitio. Dado que no quieres ir a terapia… —Me niego a contarle mis intimidades a ningún doctor de pacotilla. ¡Tengo 60 años, no aspirarás a follar como a los 30! —Torció los labios en una mueca que me pereció burlona. —Ya estamos como siempre. Todo te lo tomas por el lado personal. Yo no te he acusado de nada, aunque es verdad que nunca me tocas. Estaría dispuesta a soportar eso si veo que pones de tu parte. Lo que no quiero es seguir así. Estoy agotada. Una separación temporal es lo mejor, Manolo. —La casa de Rota sigue solo a tu nombre. Si quisieras, podrías quitármela —farfulló entre dientes antes de darme la espalda. Escucharlo me enfureció, pues él quiso hacerlo así por temas tributarios. Inspiré y solté el aire muy lentamente antes de acercarme. Le toqué el hombro. —Me hiere profundamente tu actitud. Si eso es lo único que te preocupa, me estás demostrando que no has entendido nada. Cuídate. Hablaremos en septiembre. Cerré la puerta de nuestro piso ...
... de Arturo Soria con determinación. Manejar mis dos maletas en el estrecho ascensor fue hacer un Tetris, pero lo conseguí. Subí a mi Wolkswagen Polo de diez años de antigüedad, porque, al ser para mí, no merecía la pena gastar en uno nuevo, según mi marido. Esa era la historia de mi vida en los últimos tres. Nada merecía la pena tratándose de mí. A mis 50 años, llevaba veintidós casada y algo más de uno en crisis. Manuel decía que me había vuelto insoportable. En realidad, había empezado a darme cuenta de todo lo que estorbaba en mi vida. Siempre nos había ido bien: la clientela de activos bursátiles que gestionaba mi marido era de lo más exclusivo de Madrid. Piso amplio, asistenta, restaurantes, viajes. A los 35 me detectaron miomas ginecológicos y un año después el médico recomendó extirparme útero y ovarios. Lo superamos. Estudié Dietética, así que empecé a cuidar la alimentación. Iniciamos un proceso de adopción internacional que resultó frustrado. Renunciar a tener herederos tampoco nos hizo mella. Hasta que Manolo empezó a obsesionarse con las criptomonedas. Cada vez pasaba más tiempo fuera de casa. Dejé de reconocer a mi marido. Dejé de conformarme con las comodidades materiales. Paro en Cáceres a comer y disfruto de un paseo por la ciudad. Hago noche en Badajoz. Por primera vez, siento que tomo decisiones por mí misma, adaptándome a lo que me apetece. Supongo que se llama libertad. Me doy cuenta de que ser ama de casa con todas mis necesidades cubiertas nunca me ...