Pausa matrimonial = despertar sexual - Relatos Eróticos

Pausa matrimonial = despertar sexual

... tres veces al día —digo sin filtros debido al dolor.

Se ríe con ganas. Cierro los ojos y en pocos segundos noto la toalla con delicadeza sobre mi piel. Lo veo dando golpecitos suaves. Nuestras miradas se cruzan. La suya se detiene demasiado en mis escote, o eso me parece. Con el cambio de temperatura se me marcan los pezones en la licra del bañador.

—A mí me llaman Toti.

—¿Y cómo he de llamarte si no quiero usar el diminutivo?

—Roberto. —Sonríe—. No parece grave, pero vigílalo a lo largo del día de hoy.

—Gracias, de verdad. No tenías que haberte molestado. Ha sido culpa mía.

—Pues bendito tropezón, porque no siempre tiene uno a la vista unas piernas así. ¿Eres modelo?

—Sí, de pasarela. —Me río yo—. A mi edad, solo serviría para modelo del museo de cera.

—Quien fuera llama de la vela.

Empieza a masajearme el tobillo de un modo delicioso. Tardo unos segundos en procesar lo que acaba de decir. Hace tanto que no me dedican un piropo, que me cosquillea todo el cuerpo.

—Uuummm… Tienes unas manos mágicas, supongo que ya lo sabrás. No me des coba. Sigo siendo una señora patosa, aunque te agradezco los cuidados. —Suspiro.

Al ponerme de pie seguía teniendo molestias y Roberto se empeñó en acompañarme. Me dejó en la puerta, sin soltarme el brazo hasta que estuve segura.

—¿Mejor? No te alarmes si se inflama un poco al caer la tarde, es normal. Ponle hielo, nunca directo. Si mañana sigues teniendo dolor, conviene ir al centro de salud. Avísame y te ...

... acompañaré.

—Tienes un trabajo que atender. Ya has hecho bastante. En serio, gracias.

—No me supone molestia. Vivo en uno de los áticos del bloque. —Sonrió—. Volveré a pasarme cuando acabe mi jornada. —Se despide apretando mi mano.

Me ducho sin apoyar el pie, dando gracias por tener una ducha accesible. Paso el día medio tumbada, preparando guiones para los vídeos que voy a subir a mi canal. Después de comer, aparecen Noah y Gaspar.

—¿Estás mejor del tobillo? No te muevas mucho hoy. Vamos a ir al súper, ¿necesitas algo?

—¿Cómo… cómo lo sabes?

—Toti me lo ha dicho. Ha sido una suerte tenerlo aquí, es nuestro hombre para todo.

—Fue en la escalerilla de la piscina, justo al salir. Me sacó él, se ha desvivido por ayudarme.

—Lástima que sea hetero… se iba a hinchar más que tu tobillo, nena. ¡Pero a follar! —Ríe Noah.

El comentario me arrancó una carcajada relajante. Por primera vez en muchos meses, me sentía cuidada y en cierto modo, feliz.

—¿Y quién te ha dicho que no folla? A lo mejor tiene amante, concubina… —responde Gaspar en el mismo tono jocoso.

—No tiene novia, por lo que sé.

—¿Sondeas el mercado aun llevando el cartel de ocupado? —Me río yo.

—Por supuesto, reina. No puede uno descuidarse. Por si acaso. —Ríe y le da un piquito a Gaspar.

Tal y como predijo Roberto, a última hora mi tobillo parece una bota. Ceno frío en el sofá. Justo cuando voy a por hielo al congelador, vuelve a sonar el timbre. Abro cojeando para encontrar al ...