La búsqueda (V): ¿Te da morbo mamársela mientras duerme?
Fecha: 20/09/2025,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: MN_IS, Fuente: CuentoRelatos
El frío de las 11 despertó a Moní, que se revolvió desnuda en la cama, sin recordar aun lo que había pasado. Cuando abrió los ojos, se encontró la cara tierna de Isa, que la devolvió a la realidad. Sus mejillas se redondeaban con una sonrisa encantadora, y los brazos, acurrucados sobre el pecho, le tapaban los pezones y levantaban sus adorables curvas. Moní veía su cadera y sus pechos, ocultos, y recordaba cómo los había acariciado unas horas antes.
—¿Dormiste bien, amor? —preguntó Isa.
Moní comenzó a notar que esta palabra, “amor”, que las amigas antes usaban jocosamente para hablarse entre ellas, se estaba convirtiendo cada vez más rápidamente en un término cargado de auténtico afecto.
—¿Cuánto…?
—Ni dos horas.
Moní no podía dejar de ver los ojos entrecerrados de Isa, su cuello, la circunferencia de su senos, la línea de su cadera blanquísima. A Isa le gustaba sentirse vista, así que recompensó esta curiosidad de Moní con un beso en los labios. Moní vio como la mano de Isa se acomodaba para abrazarla. Con este movimiento de su brazo, los pezones de Isa, sonrosados, anchos y difusos, quedaron a la vista, y Moní les clavó una rapidísima mirada antes de abrazar a Isa.
Moní tenía frío, pero prefería la desnuda cercanía de Isa que cobijarse. El aliento cálido de ella le respiraba cerca de la boca, pero se deslizaba por el pecho. Los pezones se le erizaban con este soplo. Eso hacía que los besos pasaran de tiernos a encendidos. Moní mordió delicadamente el ...
... labio inferior de Isa, lo que a esta le excitó mucho. Isa llevó una mano a la cintura de Moní y empezó a acariciarla con la yema de los dedos, a veces subiendo por sus costillas, a veces como queriendo bajar por sus nalgas.
Nuevamente, la excitación de las dos era diferente. Isa veía en Moní a una amiga con la que podía compartir este momento de emoción. Una especie de “amiga de la calentura”. Besar a Moní no era demasiado diferente a chismear con ella, a narrarle historias, a burlarse de otros o entre ellas. Era una nueva y muy intensa forma de amistad. Para Moní, el deseo no había surgido de la amistad. De hecho, si le hubieran preguntado, Moní no habría podido precisar de dónde le surgió el deseo. Ese origen misterioso, esa imposibilidad de traducir sus sensaciones en ideas, le daba a Moní la impresión de que su deseo era inmenso e incontrolable. Probablemente por eso, se entendieron tan mal en lo que pasó después.
—¿Quieres ver algo gracioso? —preguntó Isa.
Por supuesto que Moní no quería ver algo gracioso. Quería ver su reflejo en los ojos de Isa, mientras dibujaba signos amorosos en sus pechos, en sus brazos y en su vientre. Cuando Isa habló de algo “gracioso”, empezó a romper el encanto. Pero, por supuesto, Moní respondió:
—A ver.
Isa, que había estado de costado todo este tiempo, le había impedido a Moní ver a Mario —el exprofesor con el que habían tenido un trío tan solo unas horas antes. En ese momento, Isa se acostó de espaldas y le mostró a Moní cómo el ...