-
Intercambio entre hermanas - completo (cap. 07)
Fecha: 20/09/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Abel Santos, Fuente: TodoRelatos
... función. —No sé, serían más de la una, tal vez y media —respondí—, ¿pero qué más da? ¿No me has oído? Aquello no era una función erótica, era una escena de depravación donde utilizaron a una mujer para degradarla hasta lo indecible. ¿Quién coño te regaló unas entradas de ese tipo? —Fue mi jefa, ya os lo dije —replicó—. Ella tampoco estaba muy segura de que aquello no fuera un espectáculo horrible. Alguien debió de chivarle que no fuera, y parece que acertó. Lo siento de veras… —Fíjate si Ana se hubiera prestado voluntaria… —Joder, no quiero ni pensarlo. Marta metió las manos dentro de mi pijama y se apoderó de mi pene. Lo empezó a pajear suave, acariciándolo con mimo. —Pero, ¿qué haces? —me quejé sin mucha fuerza—. ¿No me digas que la historia te ha puesto cachonda? —Pues un poco sí… —sonrió—. Además, me has contado que la mujer se encontraba bien después de todo, así que de qué podemos extrañarnos. No hay nada de qué quejarse si el sexo es consentido, por muy depravado que sea. —Joder, quizá no he sabido explicarte los detalles escabrosos, pero te aseguro que lo que allí se sentía eran ganas de vomitar, no morbo ni excitación. —Pero no fue así para todo el mundo, ¿no? —replicó con los ojos inyectados en sangre. Estaba caliente como una perra. Se pegó más a mí, de modo que se le hacía más cómoda la postura para acariciar mi pene. —Además, no me has contado lo que siguió con Ana cuando salisteis del teatro —me guiñó un ojo—. Habéis vuelto a ...
... las cinco de la mañana, por lo que algo tuvo que pasar… Seguro que lo que sucedió después de la función me pondrá aún más cachonda que la misma obra, ¿me equivoco? —No sé… tal vez… —Bueno… —replicó con una sonrisa de zorrita—, tú cuéntame y yo te digo si sí o si no. —En fin —empecé— cuando salimos del teatro, anduvimos por ahí sin destino fijo a la búsqueda de un bar tranquilo con música no muy alta donde tomar una copa y charlar. Mirábamos el interior de todos los garitos que nos cruzábamos, pero ninguno nos parecía interesante. Mucha gente o demasiado poca, música muy alta o sin música. Total, que no nos decidíamos por ninguno. »En una calle un tanto oscura una chica joven, unos veinte o veintidós, se nos acercó. Nos ofreció hacer un trío. Le dijimos que no necesitábamos putas y ella nos explicó que no lo era. Que, simplemente, era una estudiante de medicina que se sacaba algún dinerillo extra para pagarse los estudios. Parece que eso le hizo gracia a tu hermana, porque le preguntó su tarifa. —¡No me jodas! —Lo que te digo —aseguré. —¿Y cuánto cobraba la chica? ¿Mucho? —Doscientos por media hora, pero solo con mamada. Si queríamos penetración, trescientos. —Vaya, no parece una puta barata. —No, claro, era una chica inteligente, muy guapa… y se la veía limpia. ¿No crees que eso es importante en estos tiempos? —Vaya si lo es… —respondió Marta—. ¿Y dónde se suponía que teníais que hacerlo? Porque si le sumas un hotel, la cosa terminaría en una ...