1. Intercambio entre hermanas - completo (cap. 07)


    Fecha: 20/09/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Abel Santos, Fuente: TodoRelatos

    ... butaca.
    
    Ana me miraba con ojos aterrados. Yo le devolvía la mirada asintiendo.
    
    —A esa mujer la van a…
    
    —…violar —terminé su frase.
    
    —Una violación consentida por su hombre…
    
    —Menudo payaso, el hijo de puta… —le señalé con disimulo al calvo—. Les he oído hablar y parece que lo hacen por dinero.
    
    Ana calló un instante.
    
    —¿Nos vamos? —le susurré.
    
    —Espera un poco… —respondió.
    
    Marisa se había tendido desnuda sobre la cama y quedado inmóvil, una mano sobre sus pechos y la otra en la entrepierna. Sin saber de dónde, los dos operarios de antes aparecieron de nuevo y, tomando de los brazos a la mujer, la izaron sobre la cama y le sujetaron las manos con esposas a unos salientes que había en sus laterales. La mujer forcejeó y, viendo que no tenía escapatoria, se rindió y quedó inmóvil de nuevo. Parecía entregada al show. La pierna derecha la había levantado para taparse con el muslo la zona genital. Su marido sonreía y babeaba: se estaba excitando al ver a su esposa en aquella situación.
    
    Para los seis voluntarios, al contrario de lo que había sucedido con la mujer, se levantaron todas las manos masculinas del patio de butacas, a excepción de la mía y la de su marido, que no entraba en el juego.
    
    El cuervo eligió seis hombres al azar y estos fueron desfilando hasta el backstage del escenario. Cinco minutos más tarde, los seis volvieron a aparecer en escena. Cuatro de ellos, desnudos, se dirigieron hacia la cama y los otros dos, vestidos, volvieron a sus ...
    ... butacas. Los eliminados mostraban gestos de malhumor. Se iban a perder la fiesta.
    
    Los cuatro seleccionados levantaron sus manos y fueron vitoreados como héroes, mientras se colocaban alrededor de Marisa, pero mirando al patio de butacas. La mujer cerraba los ojos y ladeaba la cabeza a modo de única defensa.
    
    Sin más dilación, sonaron unos redobles de tambor y la música cambió. Debía de ser la señal de comienzo porque los cuatro hombres se volvieron hacia la cama y se lanzaron como perros en celo.
    
    Todos buscaron la zona de entre las piernas, pero solo uno llegó el primero y consiguió el trofeo. Entonces, el numerito empezó.
    
    El que había conseguido el mejor puesto, tiró de las caderas de la mujer, levantó sus piernas para obtener acceso a su entrepierna y la miró un instante a los ojos con mirada lasciva. Se mojó los dedos con saliva escupiendo sobre ellos y los pasó por los labios del sexo de Marisa. Esta se retorció, pero no consiguió evadirse. El hombre se pajeó para conseguir una erección aceptable, aunque no la penetró de inmediato, si no que, poniéndose de rodillas, comenzó a lamerle entre las piernas.
    
    Los dos hombres que habían conseguido sitio a los lados de la cabeza de la mujer, se la disputaban para masturbarse sobre su cara. Ambos parecían disfrutar con golpear rítmicamente con su miembro sobre la boca, las mejillas, los ojos de Marisa. Ninguno la había perforado la boca todavía. Esperaban, quizá, a un momento ideal para hacerlo.
    
    El cuarto hombre había ...
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