1. Por el culo no que me lo rompes, padrino


    Fecha: 25/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    Camila vestida con una chaqueta azul, una blusa blanca, una minifalda azul, calzando zapatos negros con tacón de aguja y con una bolsa en la mano, llamó a la puerta de su padrino, Emilio al abrir y verla se llevó un alegrón. Sabía a lo que venía. Le preguntó:
    
    -¿En qué has venido?
    
    -En autobús.
    
    Al entrar en casa a Camila le llegó un olor a asado que abría el apetito. Emilio miró para sus piernas, unas piernas rectas desde la raíz del muslo hasta el tobillo con curvas en tobillos y rodillas y la polla se le puso nerviosa dentro del calzoncillo. Le dijo:
    
    -Te miro y me parece que tienes andares de princesa.
    
    Camila se dio la vuelta y sonriendo le respondió:
    
    -¿Y cómo caminan las princesas?
    
    -Caminan cómo tú -le dio con la palma de la mano en el culo-, con estilo.
    
    Camila cambió de tema.
    
    -Huele que alimenta. ¿Qué está cocinando?
    
    -Estoy haciendo un conejo al horno. ¿Comiste?
    
    -No. Traía unos pasteles y una botella de Tío Pepe…
    
    -Eso es para el postre. Hice para comer y cenar, o sea, que sobra para los dos.
    
    Tiempo después estaban sentados a la mesa comiendo el conejo asado con las manos, las patatas con el tenedor y largándole unos buenos tragos de vino tinto. Después de mandar un trago le preguntó Emilio:
    
    -¿De qué hablaste con tu novio ayer al volver a casa?
    
    -Seguimos discutiendo.
    
    -¿Por dejarte a medias?
    
    -Por eso mismo.
    
    -¿Y?
    
    -Y menos mal que ya iba satisfecha.
    
    -Bueno, satisfecha, satisfecha no ibas.
    
    -Calle, calle que en mi ...
    ... vida me había corrido dos veces seguidas.
    
    -Ya va siendo hora de que me tutees que me haces sentir más viejo que el abuelo cebolleta.
    
    -¿Y ese quién es?
    
    -¡Qué viejo soy, coño, que viejo soy!
    
    -Si pensara que eres un viejo no vendría a lo que vengo.
    
    Comieron, llevaron los platos al fregadero y allí Emilio, detrás de ella, la cogió por la cintura, la besó en el cuello, le arrimó la polla al culo y le dijo:
    
    -Tengo unas ganas locas de comerte el culo.
    
    -¿Quién te lo impide?
    
    Emilio le bajó las bragas, se agachó, le abrió las nalgas y lamió su ojete. Camila con una mano levanto la minifalda y con la otra se apoyó en el fregadero. De las lamidas, pasó a las folladas. La punta de la lengua entraba y salía del ojete mientras las manos de Emilio apretaban sus duras nalgas. Después el dedo medio de su mano derecha entró en el ojete mientras le lamía y mordía las nalgas. A este dedo le siguió el pulgar. La vagina se abría y se cerraba y se iba empapando. Emilio pilló un pequeño taburete que usaba para coger las cosas más altas de la alacena y se lo puso al lado para que Camila se subiera en él. Se subió y apoyó las dos manos en el fregadero. Emilio cogió con los dedos manteca que tenía en un tarro, sacó la polla empalmada, la untó de manteca, le metió de nuevo el dedo pulgar y le folló el culo con él. Luego le frotó la polla en el ojete. Camila sintiendo cómo los jugos que salían de su coño y bajaban por el interior de sus piernas, le dijo:
    
    -Por el culo no que me lo ...
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