1. Mi madre y su Jefe


    Fecha: 25/09/2025, Categorías: Voyerismo Autor: em5, Fuente: TodoRelatos

    Primeramente, el relato que se te presentará a continuación pertenece a la más verídica ficción, salida de una mente notablemente trastornada y dotada de una creatividad enfermiza.Habiendo sido aclarado el punto anterior, he de aclarar que en primicia este relato/historia se dividirá en tres partes principales que iré escribiendo, literalmente, en función directa de mi propia voluntad. Y como ultimo consejo y directiva, teniendo en cuenta el contenido que estás a punto de leer, te recomendaria encarecidamente que no te tomes el sufrimiento ni el tedio de leer literatura fetichista que no sea de tu agrado, y por consiguiente, temas como la infidelidad, el voyeurismo, el cuckold, el incesto, etc etc, que estarán directamente evidenciados en esta historia. Si nada de lo anterior te impulsó a cerrar el texto y quieres saber qué destino cruel le depara a nuestro protagonista, felicidades y disfruta.
    
    Mi madre. Qué decir de ella sin una imagen de referencia. Mi madre, en el punto que nos concierne de la historia, estaba ya entrada en sus 40, concretamente, 43. Es una mujer rubia de cabello castaño, facciones finas poco tratadas por el tiempo, posee una redondez facial muy característica con nariz y labios finos, estos últimos con cierto volumen, y como colofón, unos ojos verdes muy intensos. Su figura no se extiende más del metro con sesenta, y cuenta con el clásico tipo de cuerpo de naturaleza fértil, caderas anchas, muslos grandes, nalgas gordas, y pechos muy generosos y ...
    ... abultados de alta talla y copa.
    
    Estoy totalmente seguro de que respecto a las descripciones no puedo hacer más que destilar en pensamiento lo que realmente es ella, pero seguiré resumiendo por el bien de la trama. Mi madre siempre fue una mujer muy amable, abierta de mente, con un carácter protector pero muchas veces fuerte e imponente, lo que convierte a los hechos a continuación en una especie de sueño febril muy intenso, con giros descabellados.
    
    En ese momento, yo tendría unos 14 años, y la adolescencia me había pegado tan fuerte como a mis compañeros. El acné, la irritabilidad, el aumento de la libido y la profunda creencia de que todo el mundo estaba equivocado excepto yo, convirtieron mis años más mozos en un infierno que irradiaba hacia mis asociados y familiares. Independientemente, la situación familiar estaba mejor que nunca, mi madre recibió un enorme ascenso que la colocó en una posición de inmensa ventaja en la empresa que trabajaba, de hecho, justo debajo de la silla del jefazo, el líder de la sucursal. Un hombre calvo, con un evidente sobrepeso, y con un extraño gusto por los caramelos baratos, por lo cual, su escritorio siempre estaba lleno de envoltorios.
    
    Recuerdo perfectamente ir, cada día, a las oficinas y pasar tiempo con mi madre, en su escritorio, y perdiéndome en páginas dudosas de internet o en videojuegos poco exigentes para los arcaicos ordenadores de la compañía. Justo en esos tiempos de carga laboral y estrés generalizado, podía observar como la ...
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