La prisión de los placeres culposos
Fecha: 26/09/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: josechad, Fuente: CuentoRelatos
... verga, la cual estaba completamente erecta.
“¡Mierda!” exclamó ella, sorprenda “¿Quién diría que un putito tan flaco y afeminado como tu tendrías semejante manguera debajo de los pantalones? ¡Sin duda, serás una buena adquisición para Maya!”
“¿Para quién?” pregunte, confundido.
“¡Eso no importa ahora!” exclamó ella, mientras se ponía encima de mí “¡Porque ahora me perteneces a mí y solo a mí!”
Emma, sin ninguna piedad o arrepentimiento, metió mi verga dentro de su coño mojado y perfectamente depilado, y ambos comenzamos a tener sexo violento, en dónde ella era la activa que hacía lo que quería y yo solo el pasivo que estaba a su completa merced.
Durante el acto sexual, la guardia me obligó a chuparle las tetas, y a darle besos muy ensalivados y apasionados.
Mi abuso continuó durante un buen rato hasta que, finalmente, ambos acabamos al unisonó. Luego, ella se volvió a poner su uniforme de guardia, y se puso de pie.
“¡Jamás había abusado de un hombre antes y, para serte sincera, fue una gran experiencia!” exclamó Emma, mientras yo seguía temblando acostado en el suelo posición fetal “Espero que te haya gustado tu regalo de bienvenida, ahora te dejare unos minutos para que te recuperes”
Al salir Emma del baño, yo, que aún estaba en estado de shock por haber sido abusado por una mujer y por haber perdido mi virginidad de ese modo, no sabía cómo sentirme exactamente. Por un lado, me sentía sucio y patético, pues había Sido vulnerado totalmente pero, por ...
... el otro, había Sido una experiencia muy excitante, de cierta forma, placentera.
Al cabo de un rato, la guardia regresó con un traje de color naranja, el cual era el uniforme de la prisión, y me lo dio para que me lo pusiera. Aquel atuendo me quedaba muy grande pero, aun así, me lo tuve que poner igual, pues no tenían mi talla.
Luego, la milf rubia me escoltó por los pasillos de la penitenciaria, en dónde estaban encerradas el resto de prisioneras. Las mujeres que estaban encerradas en esas celdas tenían entre 20 y 43 años de edad, y todas eran altas, musculosas, con rostros y cuerpos femeninos, tetonas, y culonas.
Al verme caminando por el pasillo, la mayoría me empezó a gritar cosas como:
“¡Ven, lindo, que te voy a terminar de criar a sentones!”
“¡Si te agarro te violo, mariquita!”
“¡Mi culo necesita un lugar donde sentarse y tú estúpida cara es ideal para el!”
Finalmente, Emma me metió dentro de una celda, la cual ya tenía una mujer adentro de ella, y me quitó las esposas.
Aquella lugar, más que parecer a la típica celda de una correccional, parecía el cuarto de un hotel medianamente lujoso, pues contaba con un televisor, un aire acondicionado, y una cama matrimonial. Además, la mujer que allí vivía media dos metros de altura, tenía la piel bronceada, el pelo teñido de rojo, unos ojos de color verde intenso, un cuerpo muy musculoso pero femenino, unas tetas inmensas, y un culo enorme.
“¿Así que este es el famoso hombrecito?” pregunto la prisionera, ...