1. Economista y muy prosti: Con dos diplomáticos (1)


    Fecha: 26/09/2025, Categorías: Confesiones Autor: Dessert3, Fuente: CuentoRelatos

    ... esta vez me dijo que realmente era una piel muy suave. A lo cual decidí subir la apuesta y siempre en su idioma, les dije que ambos podían tocar sin exagerar, y les ofrecí mi espalda. Tocaron suavemente, debo reconocerlo, y fui a cambiarme.
    
    Supe después por Tommy que le habían expresado su conformidad casi total “a falta de lo que queda por ver”.
    
    Cuando volví, ya se notaba que ahora esperaban ansiosos, y creo que no los defraudé.
    
    Lencería negra, con culotte semi transparente y soutien media copa, transparente. Desfilé, ni siquiera me senté. Pasé bien cerca de ellos, las tetas saltando, apenas contenidas por el media copa. Obviamente estaban complacidos, y percibí la partida casi ganada, sumando a eso un guiño de mi amor.
    
    Y fui a buscar el golpe final. Es muy difícil nombrar o describir lo que yo misma había preparado, inspirada en páginas porno. Todo hecho con hilo grueso de terciopelo negro, más o menos de un centímetro de grosor. Partamos, por así decirlo, del punto superior de mi vulva. Dos hilos suben desde allí, dirigidos a que cada uno “cubra” ja ja, un seno, y se unen en la nuca.
    
    Desde ese punto en la parte superior de mi conchita, parte hacia abajo un solo hilo que supuestamente la cubre, pasa entre las piernas y por mi culo, y emerge entre los cachetes, para subir por la espalda hasta anudarse a los otros en la nuca debajo del cabello. Estaba segura de que esa desnudez cubierta de un hilo, los excitaría grandemente.
    
    Y así fue. Llegué caminando ...
    ... lentamente, un pie por delante del otro, como las modelos haute couture. Ambos se pararon, también Tom. Me miraron, se miraron entre ellos y uno, el que lleva la voz cantante, dijo: “Que belleza, estamos decididos”.
    
    No esperé, miré a Tommy que hizo una señal de asentimiento con la cabeza y tomé una mano de cada uno llevándolas a mis tetas. Los dejé tocarme unos segundos y luego retrocedí. Volví a avanzar y los besé de a uno. “Verán que vale la pena” les dije.
    
    Los anfitriones habían acordado con el intermediario que trajera una cena fría en cuanto se la pidieran, debía tener todo listo. Uno de ellos, A, lo llamó y a tres minutos tocaban el timbre de la suite. Miré por el visor, adelantándome a ellos, era quien nos había recibido. Y me decidí a gratificarlo. Yo misma abrí la puerta y lo hice pasar.
    
    Imagínense, el hombre alucinaba, se le escapaban los ojos. Lo dejé mirar, se fue y cenamos, yo ya vestida de calle. Todo quedó acordado, en cualquier anochecer y noche, con los análisis ya hechos, concretaríamos. Nos despedimos y nos fuimos.
    
    Evaluamos todo, entre polvo y polvo, con Tommy. Ambos encantados con mi éxito y lo bien que progreso en mi emputecimiento. Los días pasaron y en un cierto momento el jueves, mi putifono recibió las fotos de dos certificados de análisis. Hablé con los dos empleados de hotel ,y estaban ya contentos y conformes habiendo recibido lo que les habían prometido. Luz verde para el viernes a la noche.
    
    Llegó el viernes de noche, día señalado. ...
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