Gay, Casos de la Vida Real - Relatos Eróticos

Gay, Casos de la Vida Real

... frente a mis tetas y yo con las yemas de mis dedos las agarraba para llevármelas a la boca; con un gemido fuerte, Ismael acababa adentro y lo sacaba dejando que algunos mecos cayeran en el piso.

De ahí Luís se acercaba con el grosor de su verga y sus huevos cargados, me comenzaba a besar, a lamer los senos, me besaba de nuevo la boca, me lamía, me apretaba fuerte, me tomaba los pies y me los chupaba; sin importarle que tenía los mecos de Ismael, los utilizó como lubricante y me comenzó a bombear, me cargó, me agitó, me agarraba las nalgas con mucha ansiedad en lo que él se sentaba en la orilla de la cama, me succionaba mucho las tetas y me jaló hacía él para recostarnos y quedar con el culo parado.

Estando así, Oliver se acercaba con su verga, sentía una escupida inmensa entre mis nalgas, con la cabeza de su verga la embarraba y me lo empujó; grité como no tienen idea, incluso hasta mordí los labios de Luís, pero le valió y me siguió penetrando por la vagina y Oliver en el ano; jadeábamos, gritábamos, gemíamos de la gran excitación.

Por lo poco que logro recordar al ver, es que Ismael estaba en el suelo sentado masturbándose y sus compañeros de pie jalándose la verga y murmuraban de quién iría después o qué seguía; estaban allí de mirones como perros tras la perra en brama esperando el turno de montarla.

Entre movimientos duros, firmes, recios, Oliver eyaculaba en mi ano, me comenzaba a tirar pedos expulsando sus mecos; en eso, sentí una mano rasposa y Agustín ...

... metía sus dos dedos gruesos y rasposos, me daba una nalgada fuerte y mi grito ocasionaba que Luís finalizara sudado adentro de mi vagina; él me empujaba de un costado de la cama; él se levantaba tambaleando de las piernas, viéndose agotado.

Ahí aprovecho Agustín para sacar sus dedos de mi culo, él me agarraba y me aventaba al medio de la cama; me abría las piernas y me comenzaba a hacer sexo oral con su rica boca; su barba y bigote me hacían cosquillas divinas que apretaba mis sabanas con mis manos; al momento de recibir oral de Agustín, se acercaba con pena Cristián y me enseñaba su verga, le sonreía y con mi mano se lo agarraba para mamársela; su pene olía mucho a sudor, orines y al pelarle la cabeza tenía residuos de semen, que no me importó mamárselo como si tuviera hambre.

Al otro costado de la cama, Iván se me acercaba enseñándome igual su verga y se la agarraba masturbando y turnándome para mamar; mientras Agustín lograba su cometido, pues con la experiencia que tenía, hizo que liberará mis jugos, fueron chorros y chorros que le mojaba su cara, él fascinado, se me acercó, nos besamos; interrumpiendo las mamadas que les estaba dando a Cristian e Iván; luego de esos besos, bajaba por mis tetas y las comenzaba a mamar en lo que su mano se deslizaba para guiar su verga peluda canosa a la entrada de mí ya empapada panocha.

Él me daba unas buenas embestidas; mis caderas ya me dolían, pero estaba gozando en la mera gloria; sus movimientos, su sudor, su aliento, ¡vaya!, ...