Gay, Casos de la Vida Real
Fecha: 26/09/2025,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Jesus tsukishiro, Fuente: TodoRelatos
... pues eran de color negro, con cabeza rojita y me asustaba poquito que me fuera a doler; sin embargo, pensé, si ya me metieron las vergas por el culo y verija, ya debo estar muy dilatada, así que continuemos con esta delicia que seguía sin creérmela.
Me acosté un poco fatigada en la cama y escuchaba que estaban intentando ponerse de acuerdo quién iría primero de los dos restantes; así que me senté sobre la cama bastante sudada y percibiendo con una respiración profunda, que mi habitación estaba apestando rotundamente a sudor concentrado de axilas y pies; les confieso que eso me excitaba mucho más, hizo que me surgiera una idea que jamás había realizado y este era el momento indicado.
Con el apeste de todos ellos me hacía decirles que los dos se acomodaran e intentaran metérmela al mismo tiempo; un dos romano; así que convencidos ante pervertida propuesta, se acomodaron bien y yo me fui abriendo de piernas dejando que ambas vergas se fueran metiendo; aunque estaba dilatada, el grosor de sus penes sentía que me rasgaba los labios vaginales y que me rompería las caderas; intenté quitarme, pero los que ya me habían cogido impidieron que me levantará colocando sus manos sobre mi cuerpo y empujándome hasta que entraran las dos; grite mucho de dolor y una mano de alguno de ellos me silenció.
Miré que estaba saliendo un poco de sangre, pero la adrenalina, la excitación, el deseo, me impedía sentir el dolor de la molestia del rasgarme; con el simple rose de sus vergas ...
... limando mis paredes vaginales y mis movimientos estaban ocasionando que nuevamente me comenzara a escurrir como si orines fueran los que emanaba mi cuerpo; tanto René y Alfredo quedaban mojados de sus pelos.
Entre todos me ayudaban a moverme de arriba abajo, disfrutando cómo me abrían y ellos dos sintiendo mi tibieza y humedad vaginal; las fricciones, mis ligeras contracciones de vagina en sus vergas, hacía que apresurara su eyaculación; las pude sentir fundiéndonos los tres en un alarido de placer; nuestros sudores se mezclaban al derramarse en nuestras pieles; por fin había recibido lo que deseaba con ganas durante mis años de viudez; mi intención era una verga y terminé comiéndome once. ¡Qué fascinación!
Me dejaron de apretar todos ellos al acabar, me fui levantando de sus cuerpos, ambas vergas estaban manchados de sangre, semen y mis jugos; ellos exhaustos se levantaron de la cama, y yo únicamente me recosté, me sonreí y les agradecí el momento, respirando profundamente ese aroma masculino.
Levantándome de la cama, me dirigí al closet y saqué varias toallas que se las fui dando para que se secaran el sudor, las fueron dejando en el piso y de uno a uno me fui besando con ellos como despedida ante tal acto de gran fornicación, dejando al final a Ismael; quién ya se había vestido; nos besamos mucho, él me agarraba de las nalgas y yo su verga que se mantenía erecta y luego me sonrió diciendo.
– No cabe duda que resultaste una ninfómana y se veía tranquila, pero que ...