Primera vez con mi hermano - Relatos Eróticos

Primera vez con mi hermano

... bulto en su pantalón de pijama, salió de la habitación y unos minutos después volvió.

¿Qué has visto?

Nada, está cerrada la puerta

Ven, te enseño- Dijo María levantándose con su camisón corto de tirantes, marcando sus enormes tetas juveniles en él, y bajándose lo que pudo la parte inferior para tapar su coño libre de bragas, y llevándose a su hermano de la mano por el comedor hasta el patio

Movió la piedra del otro día y los dos hermanos se encaramaron.

Su madre estaba desnuda, sentada en la cama, chupándole la larga polla al vecino con unas ansias locas, sobándose la pelambrera, y él le cogía la cabeza disfrutando de la mamada.

Antonio se frotaba la polla encima del pantalón, mirando embelesado. María subía y bajaba de la piedra ya que era un peligro que ambos miraran a la vez mucho tiempo por la inestabilidad del pedrusco.

¿Qué hacen? -Preguntó inocente María, que realmente no sabía de esos placeres amatorios

Mamá se la está chupando a Juanjo- Así se llamaba el vecino

¿Y eso le gusta?

Mala cara no está poniendo…- Dijo riendo Antonio, que no se cortó en meter la mano por la pernera del pantaloncito y sacarse la polla para meneársela bien

María tenía la cabeza a la altura de la cintura de Antonio y lo veía moverla suavemente arriba y abajo.

Yo también quiero ver- Dijo como ultimátum subiéndose a la piedra

Antonio y ella tuvieron que ponerse muy pegados, agarrados el uno al otro para mantenerse en equilibrio. María se quedó embelesada ...

... viendo a su madre meterse aquel trozo de carne en la boca.

Antonio tuvo que coger el marco de la ventana, así que no pudo continuar la paja. Enfadado le dijo que bajara, deseoso de seguir masturbándose y nervioso por estar abrazado a su hermana pequeña, agarrándola del culo y la cintura para que no se cayera.

¡No! ¡Yo también! ¡Si estás viendo es gracias a mí!

Tss calla que nos van a oír

Pues calla tú y déjame

¡Jo! ¡Baja anda!

¿Por qué no me dejas ver?

Quiero…tocarme

María ignoró el comentario, quedándose los dos en silencio.

Poco a poco deslizó la mano entre sus cuerpos, asegurándose que su hermano la sujetaba. Con el dorso de la mano rozó la cálida y dura polla de Antonio, después la volteó y fue cerrando, sellando sus dedos alrededor.

Antonio se hacía el tonto, sin dejar de mirar. María sonrió y empezó a agitarla muy lentamente, viendo en su cara las reacciones.

Su hermano tampoco estaba quieto; los dedos deslizaban hacia arriba el camisón de su hermana pequeña hasta entrar en contacto con la suave y firme carne juvenil. El tacto de sus yemas en la nalga la hizo estremecerse y, de paso, pajear a su hermano más rápido.

Su madre seguía pajeando y chupando la polla del vecino. Antonio le estaba sobando el culo sin atreverse a más, pero ella le estaba haciendo una soberana paja. Le gustaba la dureza y calor de la polla de su hermano en la mano.

Antonio cerró los ojos y se inclinó hacia la pared apretándole muy fuerte el cachete y llenándole ...