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De orgasmo en orgasmo
Fecha: 30/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
Estaba cenando con mi esposa en un furancho (casa rural gallega dónde por un módico precio dan de comer y beber hasta que te hartes). Habíamos tomado almejas a la marinera, pulpo a la feria y churrasco, todo regado con un vino tinto cojonudo que hacía el dueño del furancho. Traían el café y los chupitos (vasitos) de aguardiente, cuando me sonó el móvil. Era un mensaje de whatsapp, que ponía: ‘Necesito verte, tío. Necesito sexo duro. Necesito que me rompas el culo. Me aburro follado con mi marido’. Era Diana, la sobrina de mi mujer, de la que no sabía nada desde hacía unos meses. Una semana después estábamos sentados a la mesa de una habitación de Parador Hostal de los Reyes Católicos de Santiago de Compostela. Ya habíamos dado buena cuenta de unos langostinos, unas cigalas y un par de meros… El marisco y el pescado los regáramos con un Albariño Condes de Albarei. El champán descansaba en una cubitera. Tomábamos el café, y Diana me estaba diciendo: -… Y las noches se me hacen muy largas. -¡¿De verdad qué aún no te corriste en su boca?! -No, nunca llega hasta el final. Me corro sí, pero una vez, máximo dos, si estoy muy caliente, y en contadas ocasiones. Aunque lo de correrme con él creo que ya te lo había comentado. -Hoy quiero que me dejes hacer hacerte el mor… -No he venido para eso. Estoy cansada de hacer el amor. Quiero jugar duro y follar duro. Para hacer el amor ya tengo a mi marido. Diana, venía con ganas de acción. Yo ya me había ...
... preparado. -Compré unas cosas. Las traigo en la bolsa de mano. Se interesó. -¿Qué cosas? -Los sabrás cuando juegue contigo. Curiosa, era un rato largo, dijo: -Si no me lo dices, no hay juegos, ni nada de nada. ¿Qué cosas son esas? Sabía que no lo decía en serio, pero no era cuestión de llevarle la contraria. -Juguetes sexuales, un vibrador, esposas… Su lindo rostro se iluminó con una sonrisa. -Eso suena muy bien. Yo también he traído unas cositas. Acabó el café y fue a darse una ducha. Al volver, cubierta solo con una toalla, yo ya me había desnudado y puesto una bata. Se echó boca arriba sobre la cama, le dije: -¿Te apetece un masaje para empezar? -¿Erótico? -Sí. -No es sexo duro, pero… Dale alegría a mi cuerpo. -Cierra los ojos y disfruta. Fui a la bolsa y cogí el aceite, froté las manos, eché aceite en las manos y masajeé sus brazos, lentamente, primero el izquierdo y después el derecho. Abrió los ojos. Diana quería mantener el contacto visual. Le quité la toalla… Masajeé sus tetas con una y con las dos manos. Le di un beso con lengua, dulce, tierno. Me mordió el labio inferior. No quería mi ternura. Cómo me dolió le dije: -¡Pilado! Masajeé sus costillas y su vientre. Había engordado un poquito. Con su pequeña barriguita parecía más terrenal. Ya se lo había notado en las tetas, eran más grandes. Tentado estuve a preguntarle si estaba embarazada, al ver que le crecieran las tetas, pero no lo hice porque casi seguro que iba a ...