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De orgasmo en orgasmo
Fecha: 30/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... nalgas y me volvió a dar. -¿Quieres que te suelte? -No, sigue. Me siguió dando en las nalgas y ordeñándome hasta que sacó la leche. Después de correrme cómo un cerdito, quitándome las esposas, me dijo: -Te quiero. Lo sabes. ¿Verdad? -¿Para jugar y follar? Se me quedó mirando, bajó la cabeza, y me dijo: -¿Y para que iba ser si no? -Yo te quiero cómo no quise a nadie, pero si lo que te hace feliz es jugar y follar, juguemos y follemos. Al rato la tenía boca arriba sobre la cama, amordazada, con los ojos vendados, las piernas abiertas de par en par, y sujeta con las cuerdas de amor. Le mamé y acaricié las tetas. Le chupé, lamí y mordí los pezones. Le puse dos pinzas en ellos, le metí un huevo vibrador con control remoto, (apagado) en el coño, y la engañé: -Me entró un apretón. Voy al baño. Intento decirme algo. Le quité la mordaza, y me dijo: -A estas cosas hay que venir cagado y meado, guarro. Le volví a poner la mordaza. -¡Calla, sopla gaitas! Me dirigí al baño y desde la puerta encendí el vibrador. Oí a Diana, decir: -¡¡Mmmmm!! Me quedé mirando… Al rato echó la pelvis hacia arriba, y temblando, se corrió… A los dos o tres minutos, se volvió a correr otra vez, y así hasta cinco veces. Volví a su lado, Diana, al sentir cómo me sentaba en la cama, volvió a decir: -Mmmm. Le quité la mordaza. Me dijo: -Se encendió solo el… Oh, oh, oh, oh. Ooooh. ¡Me corro otra vez! Al acabar de correrse le quité el huevo y lo ...
... apagué. Le quite las pinzas de los pezones y la desaté. Estaba dócil como una corderita. Cogí la navaja de afeitar, y pasándole la parte contraria al filo por los pezones, le pregunté: -¿A que sabrá un pastel con queso de tetilla? Sonrió con descaro. -No me asustas. Sé que es un farol. -Tienes valor, sí señor. Decirle eso al señor Hyde, es de valientes… O de suicidas. ¡A Hyde no lo deja ninguna mujer para casarse con otro, zorrilla! Se lo seguía tomando a broma. -je, je, je, je. Le di la vuelta a la navaja, le cogí el pezón izquierdo. Lo apreté con dos dedos. Tiré hacia arriba, y poniendo cara de asesino, le dije: -¡Ríe mientras puedas, a Hyde no lo deja ninguna mujer para casarse con otro! ¡¡Soy muy celoso!! Diana, ya no las tenía todas con ella. Mis dotes de actor de barrio dieran resultado. -Ahora estoy asustada. Dime que me quieres. Dime que estás jugando. Vi que estaba realmente asustada. Cerré la navaja, la tiré a la alfombra del piso de la habitación, y con una sonrisa en los labios, le dije: -Claro que te quiero. ¿Subes, fiera? Diana, estaba cabreada. -¡La madre que te parió! Yo no juego más a estos juegos. Casi me da algo. -¿Ya no quieres seguir follando? Se serenó. -Follar, sí. -¿Quieres correrte a cuatro, arriba o abajo? -A cuatro patas. Yo, es ver un culo de mujer y me pongo tonto, y el suyo era un culazo. Mi lengua lamió coño, periné y ojete. Mordí sus nalgas al tiempo que magreaba sus tetas y pellizcaba ...