Ecos del pasado (V) - Sin limites
Fecha: 30/09/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Violeta, Fuente: TodoRelatos
Capítulo V - Sin límites
Después del incidente de la cena, Pablo cambió, tal vez fue solo una impresión mía, pero lo cierto es que lo notaba más cercano, el hecho de haberle expuesto mis temores y mostrado mi amor, reforzó mi vínculo con él y yo estaba segura de que me veía de otra forma, ya no era solo un juguete para experimentar placer. Me daba besos furtivos y caricias robadas buscando solo el leve roce de nuestra piel. Necesitaba creer que se estaba enamorando de mi, que me amaba, aunque tan solo fuera un poco de como yo lo hacía. Fue el principio de una etapa maravillosa.
La vida recuperó la normalidad, y en ella la siesta era una parte importante en nuestra rutina de los fines de semana. Pablo se recostaba en el salón sobre el cheslón del sofá y yo sobre él, apoyando mi nuca en su hombro. La intención era ver alguna serie juntos mientras él me abrazaba y yo notaba su cuerpo pegado a mi espalda. Era inmensamente feliz y disfrutaba de esos instantes de paz junto a él, sintiéndome amada y segura. Mi vida no ha sido nada fácil, y estos sencillos momentos de intimidad eran lo que necesitaba para equilibrar mi desordenada mente.
Tenía que ser muy buena la serie para que no nos acabáramos liando. Pablo conocía mi cuerpo a la perfección, yo era como una guitarra donde sus expertas manos arrancaban acordes de un placer inimaginable y del que cada vez era más dependiente. Cuando notaba sus manos desnudando mis pechos me estremecía al tiempo que mis pezones reaccionaban ...
... endureciéndose, esperando sus caricias y anhelando el tacto de sus dedos. Cerraba los ojos y procuraba relajarme mientras sus yemas recorrían lentamente las areolas trazando círculos. Era un momento delicioso que Pablo alargaba intencionadamente, mi excitación crecía con cada vuelta, esperando que sus dedos atraparan mis pezones. Pero antes comenzaba a estimular mis pechos abarcándolos con su mano y apretándolos como si tratara de extraer un sabroso néctar de ellos.
En ese punto siempre empezaba a gemir y me estremecía contra el, notando su duro sexo. Finalmente rozaba mis pezones y jugaba con ellos, los retorcía y estiraba o sencillamente pasaba ligeramente la yema de su dedo sobre ellos. Entonces ya estaba tan próxima al clímax que me mordía el labio inferior tratando de retener la urgencia de mi cuerpo. Llegado este momento, Pablo los pellizcaba con sus uñas, mandando relámpagos de placer a mi sexo que estaba húmedo y palpitante. Había veces que cogía un hielo de la cubitera que estaba al lado del sofá, y justo cuando empezaba a correrme, sentía su frío sobre las areolas, rodeando mis ardientes pezones con su gélido tacto, endureciéndoles aún más y acelerando mi urgencia. Gimiendo de placer, clavaba las uñas sobre su brazo y me corría. Entonces, con mi cuerpo estremeciéndose, recorría mi vientre con el cubito helado, alcanzaba mi vagina, la exploraba, acariciaba sus labios con un frío que se derretía ante el calor de mi sexo, y que se consumía intentando retener hasta ...