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Ecos del pasado (V) - Sin limites
Fecha: 30/09/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Violeta, Fuente: TodoRelatos
... acostarse conmigo - le reproché Pues será porque no les gustan las mujeres. Eres preciosa mi pequeña mariposa y todo el mundo se da cuenta - Pero nadie me haría gemir como tú, pensé en mi interior Sabía que le gustaba a Edu, él era el típico pagafantas, pero yo procuré no aprovecharme de la situación, le apreciaba y le dejé claro que estaba con Pablo y que solo podríamos ser amigos. Supongo que para él eso era más de lo que nunca había imaginado. Se que Edu me defendió en muchas ocasiones, cuando sobre todo las compañeras me tildaban de la “zorrita del chulito” y los chicos no lo decían porque envidiaban a Pablo, por lo que tenía, y yo seguro que estaba entre sus posesiones. Pero esto no era el instituto, éramos más mayores, teníamos en común la creatividad y una mentalidad más abierta que finalmente acabó imponiéndose. Era muy buena estudiante y solía sacar las notas más altas de clase, y eso no encajaba con la niña mona y tonta. Además Edu les contó lo duro que trabajaba haciendo diseños para pagarme los estudios, y que Pablo no me mantenía. Un detalle que le agradecí sinceramente. Y eso? - preguntó Edu cuando le di un beso en la mejilla. Porque eres un buen amigo, nunca te lo he agradecido. Ahora se que nunca se enteró del motivo, Edu es así, son de los que hacen mejores personas a los que tienen al lado. Pero no me di cuenta, los días se sucedían muy rápido y tenía otras prioridades. Pasaba mucho tiempo estudiando y trabajaba muy duro. Pablo ...
... madrugaba, y yo tenía clases por las tardes. Pero no podía pasar un día sin sentir su tacto sobre mi piel y sus labios recorriendo mi cuerpo. Así que después de cenar nos entregamos a la pasión y hacíamos el amor pausadamente, sin prisas, disfrutando de cada instante, de cada caricia. Luego me dormía abrazada a él. Echaba una corta cabezadita y me levantaba sin despertarle. Envuelta en su aroma y con su sabor en el paladar, me iba a mi habitación y me ponía a trabajar. Podía pasar muchas horas frente al ordenador con mis diseños. Era habitual que Pablo me preparase un café al amanecer cuando se iba a trabajar. Siempre nos despedíamos con un beso hasta la noche. Los fines de semana eran diferentes. Sabía que estaba dedicando mucho tiempo a mi trabajo y mis estudios, quería compensarle de alguna forma y romper la monotonía. La historia del restaurante con sus amigos volvía frecuentemente a mi cabeza. A pesar de lo humillante que fue, también despertó mi curiosidad. Me excitaba recordando la felación en el ascensor, o como me dio placer bajo la mesa con el pie y el final haciendo el amor en los servicios. Así que me armé de valor y le propuse a Pablo repetir las sensaciones y buscar lugares públicos donde la emoción de ser descubiertos dominase nuestro encuentro. Él se río a carcajadas y pensé que tal vez me había equivocado. Beth estás como una cabra. ¿Lo dices en serio? - reflexionó durante unos segundos y exclamó- ¡Joder, mi pequeña mariposa! ¡Es una idea genial! - sonrió y ...