Ecos del pasado (V) - Sin limites - Relatos Eróticos

Ecos del pasado (V) - Sin limites

... la última caricia de su helado juguete. El contraste entre el fuego de mi sexo y el frio de su tacto era atroz, y me llevaba a un salvaje orgasmo, mi espalda se curvaba sobre su pecho mientras gritaba de placer. Era una experiencia brutal de la que tardaba en recuperarme.

Luego, me giraba, le besaba y cabalgaba sobre él, mientras me lamía y acariciaba los pechos que estaban a punto de estallar. No tardaba en volver a estremecerme en un nuevo orgasmo que arrancaba de mi boca profundos gemidos. Echaba mi espalda hacia atrás y apoyaba las manos sobre el cheslón quedando completamente arqueada, disfrutando de ese instante, empalada por su dura polla que sentía en mis entrañas mientras me deshacía en gemidos. Entonces él me sujetaba firmemente por la cadera, se incorporaba y succionaba mis pezones, los mordisqueaba, hasta que mordía uno de ellos con más fuerza, y lo mantenía aprisionado entre sus dientes durante unos segundos mientras su sexo me inundaba en lo mas profundo de mi intimidad. Acababa exhausta de placer, derrengada, me dejaba caer sobre su pecho. Luego mis labios recorrían su cuerpo, descendían por su vientre y terminaban succionando su pene, que en alguna ocasión, recuperaba la vitalidad con mis caricias. Entonces notaba sus manos sobre mi cabeza, enredadas en mi pelo marcando el ritmo de la felación, hasta que me apretaban contra su sexo y se corría en mi boca. Era una sobremesa fantástica, yo creo que este era el motivo por cual no nos enganchaba ninguna ...

... serie. Nosotros éramos de largo la mejor serie, nuestra vida juntos, y la vivíamos sin límites.

En esos días era muy feliz, prácticamente vivía en casa de Pablo, y la estabilidad emocional que disfrutaba se notaba en mis estudios. Solía venir a buscarme al final del día con su flamante coche y eso me hizo popular de inmediato. Tal vez no de la mejor manera, pero comencé a relacionarme con los compañeros de clase. Seguro que Edu tuvo mucho que ver en esto. Fue el primero que me ayudó al principio, cuando andaba muy perdida, entre absorta y angustiada pensando en Pablo y no era capaz de concentrarme en nada más. Él se daba cuenta de que no estaba bien y siempre conseguía arrancarme una sonrisa. Edu era de mi altura, corriente tirando a feo y un poco regordete. Pero era sensible y paciente conmigo, incluso cuando se enteró de que mi novio era Pablo, quien tenía el don de atraer a las mujeres y repeler a los chicos de mi entorno. Así que cuando teníamos que hacer trabajos por parejas siempre acababa con Edu, que era el único que se atrevía a venir a casa de Pablo. Ni loca pensaba meter una chica, ya tenía bastante con sus exnovias como para echar más leña al fuego. No es que no me fiase de Pablo, pero no había necesidad de complicar las cosas. Además Edu le hacía gracia a Pablo, le caía bien y le veía inofensivo.

Seguro que nunca ha estado con una mujer y tu le pones a cien - me dijo el primer día que vino a casa a hacer un trabajo,

No seas malo Pablo, no todos quieren ...