Historias de Prado (8) Con su madre en casa
Fecha: 30/09/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Peter, Fuente: TodoRelatos
Los días posteriores a nuestra primera incursión en el sex-shop los pasé muy revolucionados mentalmente. Si bien no era la primera vez que iba acompañado a un sitio así con una mujer, el hacerlo con Prado me daba especial morbo. Creo que ella estaba cruzando una línea impensable en su cabeza y que lo hiciera acompañada conmigo me gustaba especialmente.
Durante las siguientes noches probó los consoladores y lubricantes comprados en la tienda y según ella le mejoró su relación con el sexo, no solo porque no le lastimaban tanto como el bote, sino más bien porque las formas que tenían llegaban a puntos específicos que con el tubo era imposible de presionar.
Seguimos con el juego del sexo auditivo, de llamarla puta y que ella me lo pidiera y dijera porque la excitaba sobremanera y a mí también todo hay que decirlo. A tener en mi galería de WhatsApp fotos que iban subiendo de tono de sus escotes y a ver cómo se iba soltando poco a poco.
Una de las noches me pasó con la madre para hablar con ella por teléfono, quería invitarme a comer en su casa y así oficialmente presentarnos.
Por teléfono parecía una mujer muy tranquila, muy pausada en la conversación y educada. Me trataba de usted y dijo algo que me llamó la atención, al acabar de hablar con ella me dijo “te paso con tu mujer”.
Imaginaba que las personas mayores tienen el compromiso más arraigado y claro que nosotros, pero me hizo gracia que usara esa frase y concretamente con esa me tuteara. Al devolverle el ...
... teléfono a Prado le comenté si lo había escuchado.
-¿Has oído lo que ha dicho tu madre? Le paso el teléfono a tu mujer, jajaja, qué crack.
-Sí, lo he oído, jajaja… - Me contestó Prado.
-Y no lo eres…
-No.
-¿Qué eres en lugar de mi mujer? – Pedí que me contestara sabiendo que la ponía en un compromiso.
-… tu puta… - Me dijo susurrando.
-No te he escuchado bien. Dímelo.
-Tu puta. – Me contestó tras unos segundos, sabiendo que era el tiempo para que ella se hubiera ido a otra sala a decírmelo en voz alta.
Divertido lo di por válido, tampoco era plan el poner a Prado en problemas sin venir a cuento. Había cumplido mi objetivo de que poco a poco asumiera cuál era el rol que teníamos a modo de juego, pero que se iba convirtiendo en una experiencia para los dos.
Los días siguientes, que quedé con Prado para salir por Madrid, cuando la madre llamaba me la pasaba un momento para que la saludara. A mí no me hacía mucha gracia, no sabía qué hablar con ella más que conversaciones típicas de ascensor, pero había que cumplir con ello y con el paso de los días se relajaba con los horarios y las llamadas de atención que solía hacer a su hija. Lo que no cambiaba era la manera de despedirse.
-Pásame de nuevo con tu mujer – me decía siempre.
A nosotros nos hacía gracia y ya lo usaba yo con ella cuando hablaba con la vieja; “que me ha dicho mi mujer”, “te paso con mi mujer” y siempre nos provocaba una risa en voz baja.
El día señalado llegó. Después de dos ...