1. Corrompiendo a mi hijo (Sugey)//cap 5


    Fecha: 02/10/2025, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    ... celos cuando la imprudente de mi hija me recordó que esa noche estaría en mi propia casa la babosita esa que pretendía quitarme el cariño de mi hijo.
    
    A la hora establecida fui al correo por mi encargo y luego volví a casa, donde me encerré para revisar el contenido.
    
    —Por Dios —dije al mirarlo.
    
    ¿Hasta dónde puede llegar la perversidad de una madre para impedir que su hijo tenga sexo por primera vez con una prostituta cualquiera? ¿De verdad yo sería capaz de hacerlo con mi propio hijo sin que la culpa me matara?
    
    “Tienes que poder, Sugey… claro que tienes que poder… es un sacrificio de madre…”
    
    Pero… ¿y si mi hijo me reconocía por el color de mis ojos? ¿Por mi aroma? ¿Por mi voz? De momento me daba mucha seguridad la máscara del traje, que tenía orejitas de gata, ya que estaba casi completamente cerrada, abarcando casi la totalidad de mi cabeza, salvo mis ojos, nariz y boca.
    
    Un poco después del mediodía llamé desde mi teléfono provisional al imbécil de mi marido para acordar y confirmar el lugar y la hora de “nuestro encuentro.”
    
    —Llevaré a mi hijo puntualmente a las doce de la noche, mujer maravilla —me dijo el idiota con un tono sarcástico en la voz, olvidando que yo era más bien la catwoman—, en el motel divany.
    
    ¿En el motel divany?
    
    Hijo de puta. Ni siquiera había sido bueno para rentar un motel de mayor categoría. Desde que yo era joven, ese motel ya tenía fama de ser un cuchitril, no me podía imaginar lo que sería ahora.
    
    —Preferiría que ...
    ... fuese en el motel imperial —le sugerí, enronqueciendo mi voz para evitar ser reconocida.
    
    —Aaaahhh —se burló mi marido—, ¿así que ahora son las putas quienes eligen dónde follar?
    
    Tuve que controlar mi ira para no ser descubierta. A pesar de mi actividad sexual durante mi juventud, ahora que estaba dedicada a mi familia y a la iglesia, me parecía muy fuerte escuchar esas palabras tan vulgares.
    
    —Sí las de mi categoría —volví a responder con voz grave.
    
    —¿Está usted enferma, mujer maravilla? Se le oye la voz un poco…
    
    —En el motel imperial a las once de la noche —respondí enfadada—, puntualmente, por favor, que sólo serán dos horas de servicio.
    
    —Ah, no, putita —me dijo Lorenzo, volviéndome a enfurecer—, yo pagué por cuatro horas. Entienda que mi hijo es tímido y que necesitará tiempo para…
    
    —Yo sé lo que necesita su hijo, señor —le dejé claro a mi marido, pues nadie mejor que yo, que era la madre del incauto, sabía lo que él necesitaba de una mujer—, así que no se preocupe por eso.
    
    —¿Entonces respetará las cuatro horas acordadas?
    
    —Está bien, pero por favor, quiero que deje pagado el cuarto e indicaciones precisas en el motel de que yo llegaré una hora antes, así como el número de habitación. Necesitaré tiempo para poder arreglarme. Quiero la mayor discreción posible, ¿entendió?
    
    —Con que se le escapará al marido, ¿eh, putita? Pobre del cornudo —se carcajeó mi pobre esposo.
    
    Y esta vez no me molesté por su burdo comentario, sino que más bien sonreí ...
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