Corrompiendo a mi hijo (Sugey)//cap 5 - Relatos Eróticos

Corrompiendo a mi hijo (Sugey)//cap 5

... maliciosamente, porque en el fondo sabía que de quien me escaparía esa noche era precisamente de él… que sí era un perfecto cornudo.

—Entonces así quedamos, caballero —le dije pretendiendo terminar con la conversación, sosteniendo más fuerte mi celular—. Deje al muchacho a las 12 de la noche en el cuarto. Y, por favor, está prohibido que entre nadie más que él.

—Sí, sí, está bien, no se preocupe, que de todos modos a mí no me ponen las viejas como usted.

“Cabrón cornudo” dije en mi mente cuando colgué.

***

Antes de que iniciara la fiesta de mi hijo, y mientras yo estaba a punto de irme a arreglar, oí que llegaron mis sobrinos Hernán y Gael, que aunque el primero vivía en Monterrey y el otro en Guadalajara, aprovecharon que los dos estaban juntos en Monterrey por un asunto de deportes para venir a Saltillo a pasar un par de semanas con mis hijos.

La sorpresa que se llevó Tito al verlos no fue la mejor, pues por alguna razón ellos no eran sus primos favoritos. No entendía por qué, ya que de niños durante una temporada vivieron todos juntos en la casa de mis padres y se la llevaban bien.

Hernán era el hijo mayor de mi hermana Estela, y todos los veranos se quedaba con nosotros: él era alto, piel bronceada, atlético y con una carita de seductor que Lucy no había pasado desapercibida (niñita precoz, salió tan caliente como su madre).

Por otro lado estaba Gael, que era el hijo problemático de mi prima hermana René, (que a su vez era hermana de la prima más ...

... reservada y fina de la familia, mi querida Roxana, ésta última que vivía en la capital).

Gael era mucho más fornido y alto que Hernán (también más apuesto) pero siempre destacó entre todos mis sobrinos por su extraño comportamiento, pues aunque parecía reservado y a veces juguetón, en su mirada había algo feroz y perverso que algunas veces llegó a asustarme.

Lorenzo siempre se fascinaba con la llegada de Hernán, a quien consideraba más hijo que el propio Tito, sólo porque a mi sobrino sí le gustaba el futbol. Aunque mi marido no conocía tanto a Gael, muy rápido le tuvo aprecio cuando se enteró de que él también era un grandioso delantero.

Me extrañó incluso que fuese mi marido quien les preparara la habitación de huéspedes, la única que teníamos extra en casa. Más tarde los condujo a la sala de estar, donde ya estaban llegando los invitados, y les llevó cervezas y botana y se puso a platicar con ellos, mientras Tito, un poco sentido por las atenciones que su padre les daba a sus primos (cosa que nunca había hecho con él), salía de casa para buscar a su “amiguita”.

Aproveché que Lorenzo estaba en la sala con mis sobrinos para guardar mis tacones y mi traje de catwoman en una valija que escondí debajo de la cama. Cada vez que se acercaba la hora de la de la verdad en mis entrañas sentía algo helado que me consumía poco a poco. Pero también sentía un cosquilleo en mis pezones. Estaba caliente, y me asustaba sentirme así.

Decidí arreglarme un poco más sexy de lo ...