1. Un viaje de negocios


    Fecha: 07/10/2025, Categorías: Hetero Autor: Tita, Fuente: SexoSinTabues30

    Hace pocos días leí un relato de Alma Carrizo titulado «El viaje de trabajo» y recordé uno que yo hice con mi jefe a los Estados Unidos. Esto ocurrió hace muchos años, como 43, es decir yo tenía 32 años, una cara bonita y un par de tetas que me habían servido para gozar de varios amantes, además de haberme tirado a otros hombres cuando quise.
    
    Yo estaba trabajando en un equipo que generaba propuestas para un candidato en campaña. La paga no era mala, pero no me sentía a gusto. Afortunadamente, recibí una propuesta de trabajo. Mi amante Roberto me había recomendado con uno de sus amigos industriales, Edwin, para atender asuntos publicitarios en varios estados de la unión americana. Edwin me llamó por teléfono para hacerme la propuesta, precisando mis tareas, las cuales yo sí estaba segura de poder cumplir.
    
    Sin embargo, me preguntó si mis documentos, pasaporte y visas, estaban en orden para poder acompañarlo a la siguiente semana. Yo accedí y me dijo que me enviaría un primer adelanto de mi sueldo para que me preparara y dejara todo listo en mi casa. Al terminar, hablé con Roberto para preguntarle sobre la personalidad y trato de Edwin, ya que me pidió escoger “vestuario, ejecutivo, pero que no fuera tan formal, sino que también luzca la juventud y sus atributos”, lo cual no entendí más que me viera atractiva.
    
    –¡Ja, ja, ja! No te asustes, se trata de vender, y la presentación cuenta mucho –dijo Roberto, ante mi pregunta.
    
    –¿No querrá llevar “una nalga” para presumir ...
    ... como tenorio? ¿Y qué debo hacer si quiere –propasarse conmigo? –pregunté temerosa–. ¿Edwin ya sabe de nuestra relación? –insistí–. De ser así, ¿no querrá aprovecharse, creyendo que me puedo acostar con cualquiera?
    
    –Eres muy perspicaz, Tal vez él piense tener algo contigo pues cuando le mostré tu foto le brillaron los ojos, pero eso fue al terminar de exponerle las virtudes que tenías para realizar el trabajo que él necesitaba, lo cual lo convenció antes de mirar la foto –explicó Roberto–. Respecto a que él quiera algo más, eso sólo lo propiciarías tú, no quiero ni pensar en ello, más conociéndote…
    
    –Bueno… Oye, ¿y qué tal está? ¿Es joven?, ¿es viejo? ¿Guapo, como tú? ¿Casado o soltero? ¿Tiene aguante en el chaca-chaca? –pregunté porque… porque ya me conocen.
    
    –¡Ja, ja, ja! No cabe duda, puTita… Edwin tiene uno cinco años más que yo, casado y con cinco hijos, todos menores de cinco años, dos en su matrimonio. No tengo foto de él, pero seguramente querrás una donde esté encuerado y de perfil… ¡Ja, ja, ja! No cabe duda, así serás hasta la muerte ¡Ja, ja, ja! –contestó jocosamente.
    
    La verdad es que mi libido estaba desatada en esa edad, y también después… Arreglé mis asuntos, mi hermana pidió una semana de vacaciones para cuidar de mis hijos, le pagué el doble de su salario en el trabajo para que le fuera atractivo. Yo estaba expectante por conocer a mi nuevo jefe.
    
    Se llegó el día. Desde la noche que él llegó a la ciudad me habló para decir la hora en que pasaría a ...
«1234...»