1. El niño más gordo del campamento II.


    Fecha: 09/10/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Fetichismo Autor: GordMadrid, Fuente: SexoSinTabues30

    ... descargar y pensar que tenía a ese mariconcito obeso insaciable me hacía ir despacio a donde dormían los niños y dirigirme a su cama. Una noche a llegar a su cama el niño estaba durmiendo boca abajo. Su manta le quedaba pequeña y no podía taparle el enorme culo infantil, su pantalón no alcanzaba a taparle toda la raja y se le veía lo que en España llamamos «la hucha» sudadita del calor del verano. -Con lo maricona que eres no llegará virgen ese culo a los 18 años. -Pensé. Me puse frente a su carita de pie y me saqué la polla. La tenía más dura que antes y me palpitaba al ver esa boquita que se le escapaba la baba por tenerla abierta mientras dormía. Sus labios estaban doblados por la presión de la cama y su moflete estaba aplastado, expandiéndose más allá del tamaño de sus labios. Acerqué mi polla a su enorme carita de niño para ver el espectáculo tan depravado. Mis miradas iban de mi polla a la cara de Jaime y a vigilar que el resto de niños que nos rodeaban durmieran. Las tardes estaban llenas de actividades físicas así que ninguno se desvelaba nunca al llegar a la hora de dormir bien cansados. Me preparé mentalmente para despertarle y empezar a gozar. Aunque esa misma tarde me había hecho una larga mamada mientras me limpiaba la polla de nata (el director nos había pedido a Sergio y a mí que empezáramos también a ponernos nata en los rabos, a ver si el niño engordaba más aún, pues le encantaba que el niño le hiciera cubanas con sus enormes tetas) siempre que empezaba a ...
    ... mamar me abrumaba el primer golpe de placer, haciendo que a veces me fallaran las piernas. Al ver la polla cerca siempre se emocionaba demasiado y la engullía succionando todo lo que sus pulmones podían, luego, con la polla ya en su boca, se iba relajando y sus mamadas se volvían suaves y calientes. Ese chispazo inicial se iba diluyendo poco a poco mientras su boca iba trabajando hasta derretirte. Le agarré del hombro y agité su obeso cuerpo. Toda la grasa se movía alrededor de sus músculos infantiles para delante y para atrás de forma desacompasada, chocando cada parte de su cuerpo con la otra, formando nuevos temblores y movimientos que hacían efecto domino sobre ese enorme cuerpo. El niño despertó y le indiqué con el dedo delante de mis labios que no dijera nada. Me miraba con sus dulces e inocentes ojos a los míos, pero pronto bajó la mirada a mi erección. Cuando vio mi polla sonrió. Sin decir una palabra, tan obediente como siempre, se abalanzó sobre mi polla. La cama crujió al moverse ese cuerpo tan pequeño y tan grande al mismo tiempo. El pequeño Jaime de 6 años medía 120 centímetros y pesaba 45 kilos, el doble de un niño normal. Siempre había sido gordo y sufría por ello. Pero cuando mamaba una polla parecía que todo ese sufrimiento no existiera. Sus ojitos se cerraban y su cara se relajaba, redondeando más aun sus mofletes que se veía como trabajaban la mamada con esmero. Cuando se metió de golpe la punta de mi polla en su boca vino el esperado torrente de placer ...
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