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El niño más gordo del campamento II.
Fecha: 09/10/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Fetichismo Autor: GordMadrid, Fuente: SexoSinTabues30
... Lo gozaba tanto que estaba retardando todo lo posible el orgasmo y luchaba por que mi corrida se quedara dentro de mi polla aún, que estaba palpitando intentando expulsar todo. Con el ruido de su boca y el ruido de la cama no me importó más y solté unos gemidos tímidos. No sabía si algún niño se había despertado pero en ese momento no me importaba nada, sólo seguir sintiendo esa boquita que llenaba con mi polla intentaba ganarse mi leche. Era un combate imposible de ganar y apretando mi rabo contra su garganta se la llene apretando con mi manos su cabeza hacia mi cuerpo. Su gorda cara estaba roja pero sus ojitos seguían cerrados, felices. Su garganta empezaba a tragar cada disparo de mi polla haciéndome sentir un placer insoportable, como al principio. La cama temblaba entera y su gemía lo más discretamente que era capaz. Cuando terminé de correrme dejé de apretar la cabecita de Jaime pero el no se saco ni un centímetro de mi polla, le tocaba rebañar lo que pudiera quedar en mi pene y en su boca, y hasta cerciorarse de que se lo había tragado todo, no se la sacaba. Ese nivel de vicio por la leche en las mujeres no se encuentra, ni siquiera en las prostitutas. Ese mariconcito obeso de 6 años era la más puta que me había encontrado, bien es cierto que por aquella época no tenía mucha experiencia. Le di un suave beso en la frente haciéndole ver lo que le quería y acariciando su gordo moflete me retiré subiéndome los pantalones. Miré a mi alrededor mientras me iba y no vi ningún ...
... movimiento de ningún niño. Había tenido éxito en mi escapada. Al día siguiente nos llamó el director Martínez a Sergio y a mí, ordenándonos discretamente que lleváramos con nosotros a Jaimito. Era extraño porque nos había llamado por la mañana, cuando normalmente era a la hora de la siesta cuando nos montábamos la fiesta con el pequeño obeso. Nos duchamos en las duchas de personal y a Sergio ya se le notaba morcillona. Su polla siempre sorprendía por su grosor, incluso en estado de descanso. Recogimos a Jaime y le llevamos a las duchas. Cerramos con llave. Los demás niños estaban en una excursión al rio para aprender de setas y de sapos así que no había nadie en las instalaciones. A Sergio le gustaba duchar al mariconcito. Se recreaba sobando su gordo cuerpo. Metía la mano entre sus michelines, que le cabía así entera dentro. Su mano aparecía y desaparecía entre los pliegues y curvas del niño. Le miraba con fascinación, sin duda era todo un pervertido, pero yo no podía juzgarle de nada. Siempre me habían gustado las mujeres, y además las mujeres mayores. Nunca creí que pudiera excitarme con un chico y al principio de esta aventura me excusaba con el placer puro que recibía de las mamadas de ese niño obeso, pero me negaba a aceptar la sensualidad de ese mariconcito. No eran sus curvas, ni sus formas que apenas parecían humanas, eran sus movimientos, sus vaivenes, no podía respirar el niño sin que su grasa se moviera, coqueta, en algún punto de su cuerpo. Cuando corría todo ...