-
Una madrastra insaciable (17)
Fecha: 14/10/2025, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos
... arrugado. Todo me distrae, o al menos intento que eso pase, como si cualquier cosa me viniera bien para no pensar, al menos por un rato. Pero sé que con la presencia de esos dos va a ser imposible. Apago la hornalla. Sirvo el arroz en una fuente. Escucho pasos de nuevo, y por el ritmo, sé que no es Matías. Cuando Julián entra a la cocina, lo miro. Tiene los ojos cansados. Camina como si le dolieran los huesos. —Buen día —dice—. ¿Estás bien? Tardo un segundo en darme cuenta de por qué me pregunta eso. Pero no hace falta que piense mucho para recordar cómo me enterró la verga hasta hacerme gritar de dolor. —Sí —le respondo, porque sé que si le menciono eso, va a ser una excusa para hablar de lo que hicimos en mi cama, una excusa para volver a hacerlo. Agarra los platos y los lleva a la mesa, en silencio. Cuando regresa, le alcanzo los vasos. Se ve normal, o al menos todo lo normal que puede verse Julián, pero estoy segura de que por dentro está tan atormentado como yo, o quizás más. Después de todo, es apenas un adolescente. Todo esto lo debe sobrepasar. Nos sentamos. Yo en la cabecera, Julián a mi derecha, y Matías frente a él. No sé si comer en silencio o decir algo. Quizás estar callada acentúe la tensión que hay entre los tres. Pero no logro decir nada. Matías, en cambio, no parece tener conflicto interno alguno. Quien lo viera, no sospecharía que me estuvo cogiendo toda la noche. En cambio, Julián apenas toca la comida. Juega con el arroz. Lo ...
... empuja. No levanta la cabeza. Son tan diferentes. De alguna manera se complementan. Pero no puedo decir que me atrajo la personalidad de alguno de ellos. Lo que me hizo rendirme ante ellos fue simplemente mi adicción, la cercanía obligada que tuve con ellos en las últimas semanas, y la obsesión de ambos. —¿Y, Juli? ¿No vas a comer? —dice Matías, con un tono provocador. Julián no contesta. Si fuera una broma en cualquier otro contexto, no me alarmaría. Pero siento que Julián está a punto de explotar, y que un simple empujón lo puede llevar al abismo. —Capaz le falta un poco de sal —sigue Matías. Julián Mantiene la vista en el plato. Noto que agarra la cuchara con mucha fuerza. Pero de repente, respira profundamente. —Cortala, pelotudo —le dice a su hermano mayor. —Epa, te convertiste en hombre y ahora te me querés parar de mano —retruca Matías. Pero no está enojado. Solo le sigue la corriente. Julián, por su parte, sonríe. Una sonrisa real, pura. De repente parece estar bien. Eso me alivia. Pero no se me escapa que Matías otra vez está haciendo alusión a lo de anoche. Si Juli le sigue la corriente… —Uno no se hace hombre por coger, salame —le dice. —Y… no. Mucho menos vos —responde Matías—. Que además todavía no sabés usarla. ¿No, Amarai? —¿Qué? —respondo, con los ojos bien abiertos. No puedo creer que esté teniendo esta conversación. Pero así es. Hubiera preferido que Julián se mantenga ensimismado y melancólico, como había estado al principio. ...