1. Una madrastra insaciable (17)


    Fecha: 14/10/2025, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... Ahora me doy cuenta de que su actitud había sido porque se sentía culpable por lo que me hizo. Al responderle que estaba bien, le quité un peso de encima. Metí la pata, por milésima vez.
    
    —Nada, nada —dice Matías—. Pero veo que pudiste sentarte sin problemas. Y eso que la silla no es acolchada. Así que me quedo tranquilo.
    
    —No te zarpes, boludo —le dice Julián, que de verdad parece más hombre que ayer.
    
    —Chicos… —le digo, tratando de mantener la calma—. No digan esas cosas.
    
    Es lo único que puedo decirle. Me siento patética. No sé poner límites.
    
    —¿Pero por qué? Si estamos solos los tres —insiste Matías.
    
    —Porque… —murmuro, nerviosa—. Una cosa es usar cierto lenguaje mientras hacemos… eso, y otra muy diferente es hacerlo en cualquier momento del día. Ahora estamos almorzando, además…
    
    —Además… ¿qué? —pregunta Julián.
    
    Su mirada intensa me hace estremecer.
    
    —Además…. Esto ya está. Ya llegó a un límite. Lo tenemos que parar ahora mismo.
    
    —Entonces… ¿no pensás irte? —pregunta Matías.
    
    Recuerdo lo que le dije antes de que me poseyeran los dos juntos. Que me iría de la casa. Ese comentario había sido un incentivo para que me tomaran.
    
    —Sí. Pero eso no va a ser ahora mismo. Así que… es mejor que la cortemos acá. En serio chicos… Ya hicieron todo lo que quisieron conmigo. Quédense con el recuerdo de eso. Y no le digan a nadie. No solo es por mí. Es por ustedes también.
    
    —No te preocupes. Nadie se va a enterar —asegura Julián, extendiendo la mano para ...
    ... agarrar la mía.
    
    —Es verdad, tranqui. Mirá si vamos a encontrar un tesoro y lo vamos a contar. Ya sabés lo que pasaría. Todos querrían una parte.
    
    —Pero yo no soy un tesoro del que los hombres codiciosos pueden agarrar una parte, ¿sabés? —le digo, tratando de sonar severa, aunque sé que no lo logro.
    
    La conversación incómoda sigue un poco más, aunque debo reconocer que no es tan incómoda como había pensado. Solo tres amantes tratando de definir qué harían con lo que había pasado.
    
    —Bueno, a ustedes les toca levantar la mesa y lavar los platos —les digo, cuando terminamos de almorzar.
    
    —Claro —dice Julián.
    
    —Claro —repite Matías, con una voz ridícula, burlándose de su hermano.
    
    De repente parecen los chicos que yo había conocido. Matías, algo infantil e insoportable; Julián, tímido hasta la médula. Pero sé que me estoy engañando.
    
    Me voy al baño de mi cuarto, a lavarme los dientes. De repente tengo ganas de tomar aire. Me doy cuenta de que ayer casi no salí de casa. El tema es que para ir al patio sí o sí tengo que pasar por donde están ellos. Después de pensarlo un rato, lo hago. Salgo del cuarto y paso por detrás de ellos, que todavía están lavando los vasos, como si la tarea que les encomendé hubiera sido muy difícil.
    
    Matías me mira de reojo. Ojos hambrientos, como siempre. Salgo afuera. El cielo sigue gris, pesado. Todo en pausa.
    
    En el patio me quedo un rato parada. Miro las plantas, los bordes de las baldosas manchadas por la humedad. Quisiera que este ...
«12...456...9»