Martín y Antonio regresan con ganas de más - Relatos Eróticos

Martín y Antonio regresan con ganas de más

... motel, despeinadas, con la ropa medio puesta y ese andar de piernas flojas que tanto le gustaba. Echó a andar hacia ellas con su caminar chulesco, mascando aire como si aún saboreara la faena.

—Venga, señoras, al camión —dijo con una sonrisa torcida—. Aún nos queda un buen rato hasta llegar… y tengo la polla que parece que ha pasado por una olla de callos.

Se encendió otro Ducados, les dio una mirada de arriba abajo y añadió con voz grave, cargada de intención:

—Ya tendréis tiempo en el viaje pa’ bajarme los pantalones y darme un buen lavado de sable… entre las dos. Pero bien dado, ¿eh? Que con lo que habéis hecho esta noche, ya os habéis ganado el título de limpiadoras oficiales de rabo.

Les guiñó un ojo y Laura le lanzó una mirada inquieta, casi suplicante, mientras le cogía la mano a su hija con fuerza. La chavala bajó la vista, visiblemente afectada, sin decir nada. Laura no dijo palabra, pero su gesto era el de una madre que aún no sabía si aquello había terminado del todo… o si el viaje en camión sólo iba a ser otra estación en aquel delirio.

El azul casi negro de la madrugada comenzaba a aclarar por el horizonte cuando los tres subieron al camión, el rugido del motor rompiendo el silencio de aquel recodo de carretera aún dormido.

Mientras el mastodonte de metal se alejaba carretera abajo, Antonio soltó una carcajada ronca, con la mirada puesta en el retrovisor y la polla palpitando de nuevo bajo el vaquero.

Y tras conducir un par de kilómetros… Se bajó la cremallera.