1. El sueño húmedo (22)


    Fecha: 15/10/2025, Categorías: Incesto Autor: tauro47, Fuente: TodoRelatos

    Después de un día tan intenso llegué al hotel agotado pero contento, había quedado con Irene en llegar separados para no dar una mala imagen, más por ella que por mí, ya que al fin y al cabo, ella quedaría allí cuando yo me fuera y no quería que para bien o para mal la vincularan con mi empresa.
    
    Tanto Moncho como Cuca salieron del puerto más tarde que nosotros, pues nos separamos luego, Moncho ya había visto mis proyectos en su barco y al parecer le habían gustado, no tanto como a su mujer, pero eso no me preocupaba.
    
    Lo importante era que desde el barco había llamado a gente de su partido y les había instruido para organizar el acto público de presentación de mis planos. Se haría en el local de los jubilados del pueblo, allí se juntaba gente de todos los ambientes, tanto pescadores como trabajadores de todas las ramas, además eran los más críticos ante cualquier mejora o cambio.
    
    El Ayuntamiento quedaba pequeño para aquella reunión que convenía que fuera lo más multitudinaria, ya que atañía a todos. Por tanto la mañana siguiente el Hogar de Jubilados estaría ocupado por los organizadores, a mi me habría gustado ir para supervisar todo, pero Moncho me aconsejó que lo dejara a su personal de confianza, y con razón, porque eran los que le preparaban sus actos electorales y no le iba mal.
    
    Para convencerme usó un argumento que en un principio no me gustó, por lo extraño.
    
    Me propuso acompañarle a una reunión de la directiva de su partido en un pueblo lejano, a la vez ...
    ... le encargó a su mujer que se engalanara con ropa elegante para el acto de presentación.
    
    Salimos en su coche, un coche de lujo, potente y brillante, preferí no preguntarle, con lo que me había dicho ya me sobraba, me imaginaba una reunión con gente que se aplaudían unos a otros a cualquier comentario, eso no me entusiasmaba lo más mínimo, pero cuando vi un letrero en la carretera que anunciaba la frontera con Portugal, se me encendieron las luces y lo miré extrañado, el soltó una risotada que llenó el coche y me guiño el ojo.
    
    Efectivamente sus intenciones eran las de pasar al país vecino y hacer una visita de “cortesía” a sus mulatas. El paisaje era precioso, se parecía mucho a Galicia pero había algo que lo hacía diferente, las casas, las señales, hasta las vallas de los campos eran diferentes, hasta que llegamos a un pueblo cerca del mar, no dije nada cuando cruzó el pueblo y volvió a salir de él por una carretera estrecha que iba directamente hacia la costa.
    
    Allí, en una urbanización bastante exclusiva rodeada de altos árboles, fuimos hasta un chalet que estaba bastante cerca de la orilla del acantilado, desde allí se oía el batir de las olas contra las rocas, además daba vértigo mirar al mar que se veía profundo y lejano.
    
    La casa no era grande pero si bonita, estaba rodeada por un jardín pequeño pero cuidado y detrás se adivinaba que tenía más terreno. Moncho llamó con cierta cadencia y al momento apareció un mujercita encantadora, su piel delataba de quien se ...
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