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        El sueño húmedo (22)
 Fecha: 15/10/2025, Categorías: Incesto Autor: tauro47, Fuente: TodoRelatos
 ... de Moncho, que no ponía resistencia, y en unos movimientos quedaba tan desnudo como todos nosotros. Me senté en la orilla de la piscina, con los pies dentro del agua, esperando a que llegara Lola, al volverme hacia Moncho me di cuenta de que Fátima estaba de rodillas frente a él, no podía verla la cara pero el detalle de tener las manos en las nalgas del alcalde y ver la cara de felicidad del mismo me hizo adivinar que le estaba dando una mamada de recibimiento. Por eso no me percaté de que Lola ya había llegado, me pilló distraído y no me di cuenta de que la cabeza de la mulata aparecía entre mis piernas escurriendo agua. Al momento noté la humedad tibia de la boca de la joven portuguesa, fue una sensación especial sentir en los pies la frescura del agua y en la polla la calidez de la lengua de Lola. Ahora Moncho estaba tumbado en la hierba, Fátima no le había dejado la polla quieta porque estaba inclinada sobre él mamándole la verga con un entusiasmo admirable, el estaba extendido con los brazos y piernas en cruz, “aguantando” el suplicio, su único movimiento eran los dedos de los pies tamborileando al aire. Reconozco que la visión del culo de Fátima me causaba una excitación especial, la mulata tenía unos labios en el coño que parecían las alas de una mariposa, eran de color fucsia, el clítoris estaba tan salido que se escapaba queriendo salir al sol, las tetas de la madre no tenían la tersura de las de Lola pero le pesaban más y se movían con una cadencia más ... ... lenta pero más amenazadora, ya que los pezones salidos parecían diamantes de cortar cristal. No sabía adónde mirar, la imagen de Fátima me hipnotizaba, parecía que se daba cuenta y separaba las rodillas para enseñarme el coño abierto y el pubis depilado. Lola quiso ganar protagonismo y me empujó sobre la hierba, dejando las piernas colgando, aunque, enseguida me sujetó los tobillos y los levantó sobre su cabeza, al segundo la misma humedad tibia la sentí en mi culo. Era lo que me faltaba, si la visión del trasero de su madre me causaban una erección importante, la caricia bucal entre mis nalgas acabaron de ponerme la polla como el faro que se levantaba a la orilla del acantilado. Lola conocía la anatomía masculina y a la lengua le siguió el dedo que se hundió en mi agujero arrugado a la vez que su lengua me rodeaba los huevos de una manera que no podía distinguir una caricia de otra. Miré de lado, no podía evitar la curiosidad de ver a Fátima, ahora se había colocado de forma que sus piernas estaban alrededor de la cara de Moncho, a él sólo se le veía el pelo, aunque se oía los lametones que le propinaba al coño de la mulata. A la madre apenas se le oía gemir de gusto con la boca llena de polla. A Lola no le gustaba que me distrajera con su madre y se empeñó en tomar la iniciativa, por eso con suma agilidad salió del agua y aterrizó sobre mi cintura, cuando me volví hacia ella sólo pude ver las tetas morenas frente a mi cara y la sombra que hacía el cuerpo de la ...