1. Fantasía de una mujer casada con un hombre mayor (parte 3)


    Fecha: 17/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: CristiMorbo, Fuente: CuentoRelatos

    ... puta gota en el suelo o en mi rabo.
    
    La situación, el tono duro, mandón de Pepe, me provocaron un orgasmo. Sí, un orgasmo. Justo, mientras mi garganta, de nuevo, tragaba toda esa leche.
    
    –Bien, puta. Ahora, ve a cambiarte para ir al trabajo. Pero antes… –Hizo una pausa. Pepe, se levantó de la silla de sky blanco, dirigiéndose a la nevera. A mi nevera.
    
    Pensé que iría a sacar algo. No sé. Más leche. Quizás una cerveza. Yo, me había incorporado, de pie. Desde donde estaba, al lado de la mesa pude ver como Pepe cogió un rotulador de esos de pizarra que tengo junto a una pequeña pizarrita con imán en la puerta de la nevera y me lo dio.
    
    –Escríbeme aquí –señaló la pizarrita– tu número de móvil. Luego, ya te puedes vestir.
    
    Al terminar de decir eso, pasó por mi lado. Sin mirarme, me dio una palmada en el culo.
    
    Se sentó y se metió el cigarro apagado en la boca.
    
    Le miré a los ojos, pero él estaba absorto, como si pasara de mí.
    
    Dudé un poco. Mi número de móvil.
    
    –Pe… pero. ¿Mi móvil? Es muy íntimo y si me llamas cuando… –Quise continuar, pero Pepe, me interrumpió.
    
    –¿Tu intimidad? –rio– Ya me la vendiste anoche, en la disco. Escríbelo –Me dijo, muy serio. Mandón.
    
    Se lo escribí. Le miré a los ojos. Pero de nuevo, me ignoraba. Esa manera de tratarme… mi sexo, comenzaba a humedecerse.
    
    Salí de la cocina. En mi habitación, nerviosa, no sabía qué hacer. Me había duchado la noche anterior, no me apetecía volver a hacerlo. Así que busqué algo de ropa. Formal, ...
    ... seria. Como siempre. Me metí en el baño. Me miré en el espejo. No sé por qué, saqué mi lengua, frente al espejo. Supongo que buscaba restos de semen, como si mis compañeros fueran a examinarme ahí. Evidentemente, no quedaba ni rastro de la huella de Pepe en mi boca o en mi lengua.
    
    Casi no me doy cuenta del ruido de la puerta de mi casa, al cerrarse.
    
    Suspiré. Pepe, se había marchado.
    
    Me peiné y me maquillé. Lo justo, como siempre. Me puse unas sandalias de poco tacón que, junto a unos jeans y una blusa violeta componían mi atuendo. Mientras me vestía pude ver como la caja de preservativos que había comprado el día anterior, ya no estaba.
    
    El atuendo de la seria administrativa. De la madre y esposa perfecta. Pero en ese momento, de la puta. De la puta de un viejo de 67 años.
    
    Pensaba en ello, mientras cerraba la puerta de casa.
    
    Al bajar por el ascensor, me encontré con una de mis vecinas que bajaba a pasear al perro. Nos saludamos, de forma cortés, mientras el ascensor seguía su camino. Era mi vecina del piso de abajo. Por un momento, tuve miedo. Miedo de que hubiera escuchado algo la noche anterior. Pero no. Por si acaso, inicié una conversación acerca del tiempo, del calor que hacía en esa época del año. Una conversación tonta. Banal. Pero suficiente. Por fin, la campanita anunciando que habíamos llegado a la planta baja me sacó de mis pensamientos. La vecina y su perro abandonaron el ascensor y yo seguí hasta el garaje.
    
    En el trabajo, trataba de concentrarme. ...
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