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Fantasía de una mujer casada con un hombre mayor (parte 3)
Fecha: 17/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: CristiMorbo, Fuente: CuentoRelatos
... Pero era imposible. Mi móvil, que normalmente, lo dejo en el bolso, lo había puesto en una esquina de la mesa y, de tanto en tanto, lo miraba. El tiempo pasaba, la mañana transcurría y nada. De repente, cuando menos lo esperaba, mi móvil atronó en el vacío despacho de administración. Al oír su melodía, casi doy un salto de la silla. Aparté la vista de unas facturas que tenía que registrar y miré la pantallita del móvil. Toda la emoción, toda la lívido, se cayó al suelo. Era mi marido quien llamaba. Con voz de haberse levantado hacía poco (es lo que tiene estar de vacaciones en el pueblo) me preguntaba como lo había pasado el día anterior y, en general, como estaban siendo mis días en la gran ciudad. Al principio, nerviosa, mi voz y mis respuestas sonaron frías. Evasivas. A la defensiva. Poco a poco me fui serenando, siendo capaz de tener una charla emotiva en la que expresaba mi tedio y aburrimiento y en la que confesaba que pasaba el tiempo en el centro comercial mirando escaparates, lo que, por supuesto, era una gran mentira. No solo me había portado como una vulgar ramera y me había dejado penetrar, incluso, analmente, por un desconocido. Además, estaba mintiendo descaradamente a mi marido. Y lo mejor de todo, es que no sentía remordimiento alguno. Hasta yo misma me asusté cuando esbozaba una sonrisa mientras le contaba a mi marido el tiempo que había pasado mirando escaparates en el centro comercial y tomando un café. Sola, por supuesto. La ...
... conversación duró unos 10 minutos más o menos. En los que, además de lo anterior, mi marido me hizo un pormenorizado detalle de las actividades que habían llevado a cabo en el pueblo. Vamos, lo de siempre. Después de colgar, volví a concentrarme en el trabajo. Mi móvil, volvió a sonar. Pero esta vez, no era una llamada. Si no un mensaje. De WhatsApp. De un número desconocido. Al verlo, os juro que casi me caigo de la silla. Era Pepe. Reproduzco, a continuación, nuestra conversación, a través de mensajes: –Hola, ¿Puedes hablar? –Era el primer mensaje, precavido, de Pepe. –Sí, estoy en la oficina –Respondí, con una leve sonrisa. –¿A qué hora terminas? –Me preguntó Pepe, seco, como casi siempre. –A las 14. Horario de verano –Por momentos, estuve tentada de contarle algo más. De hacerle partícipe de mis pensamientos, de mis sentimientos. Pero Pepe, no era de largas charlas. Lo siguiente que leí, me dejó helada. –Cuando termines, ven a mi casa –¿A tu casa? –Le respondí, algo sorprendida. La verdad es que no me lo esperaba. –Sí, joder, no me hagas repetir las cosas. –Me contestó Pepe, añadiendo el emoji de enfado. –Sí, sí, perdón, don José –Dije. Mientras escribía, mi mano, temblaba, tuve que borrar varias veces el texto, porque mis dedos, temblorosos, pulsaban letras distintas. –Ah, y una cosa –Añadió Pepe. –¿Sí? –Le dije ansiosa. Pasaron unos cuantos segundos en los que Pepe, no escribió nada. Yo me quería morir. De nervios, de ...