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Fantasía de una mujer casada con un hombre mayor (parte 3)
Fecha: 17/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: CristiMorbo, Fuente: CuentoRelatos
... excitación. –Cuando vengas, quiero que lo hagas vistiendo algo sexy –Esta vez, el emoji era el del guiño. –Estoy en la oficina, llevo unos vaqueros y una blusa violeta. Bastante formal, y… –Búscate la vida. Eres una puta. Mi puta. Y si te digo que vengas vestida con algo sexy, lo haces y punto. –Pe… pero… Pepe, ya no escribió más. Solo me pasó la ubicación. El resto de la mañana, no pude centrarme en mi trabajo. Mi mente, estaba ocupada en ver cómo me las podía arreglar para satisfacer las demandas de Pepe. Esa misma mañana, había mentido a mi marido, estaba dispuesta a cumplir los deseos de un viejo asqueroso que, la noche anterior, me había follado en mi casa como si yo fuera una fulana. Y lo peor de todo, es que me encantaba. Pepe me había pedido llevar algo sexy. Necesitaba comprar algo. Así que me puse a buscar sitios, cercanos a la ubicación que me había dado Pepe, donde comprar algo. Pepe vivía en el extrarradio de la ciudad. No había cerca ningún centro comercial grande. Había tiendas de barrio, pero ninguna “interesante”. El centro comercial más próximo no quedaba muy cerca. No era muy grande y además, me tenía que desviar un poco, tomar la circunvalación. Mierda. Necesitaba tiempo. Como era verano y no hay mucho movimiento, decidí salir un poco antes de la hora de cierre. Así, ganaba algo de tiempo. En el coche, conduje nerviosa. Para mi sorpresa, no había mucho tráfico, aun así, me equivoqué un par de veces de salida en la ...
... circunvalación. Cuando por fin aparqué en el pequeño parking en superficie del centro comercial (no me gusta aparcar en los subterráneos) eran las 14:05. A esa hora, muchos comercios cierran o hacen una pausa para comer. Nerviosa, entré al centro comercial. Al ser verano, haber poca gente y la hora, muchos comercios tenían echadas las persianas. De hecho, solo había una tienda de lencería que estaba cerrada. Maldición. Qué podía hacer. Nerviosa, caminé un poco más por el centro comercial, sin rumbo fijo. Mirando aquí y allá. Parecía un boxeador noqueado que se tambalea en el ring. De repente, una tienda aún abierta. Era una tienda de bikinis. Tenían algo de lencería, pero bastante convencional. Una dependienta, atenta al ordenador, me dijo que estaba a punto de echar el cierre. A regañadientes, me dejó entrar. Me dijo que tenía 1 minuto y cerraba. Rápidamente, descarté la lencería. Demasiado convencional y nada sexy. El tiempo se me terminaba. Me fui donde estaban los bikinis. La chica llamó mi atención. Tenía que irme. Pero antes, cogí el primer bikini que llamó mi atención. Un bikini color turquesa. Lo cogí más por el color, que me “llamó” que por la forma o tamaño del bikini en sí. De hecho, no me había fijado ni en como era. Solo, en el color. Se lo entregué a la chica que me cobró 12, 99, no sin antes dirigirme una mirada entre enfado y algo de curiosidad. En ese momento, no entendí la razón. Le pedí una bolsita para guardar el bikini. Quería habérmelo ...