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Mi tercera infidelidad
Fecha: 19/10/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Daniella de BA, Fuente: CuentoRelatos
... placer. “Si tenés tiempo… quizás podamos charlar un poco ahora… ¿te parece?”. “Si… no tengo que volver a casa hasta dentro de tres horas…”. “Esperame en el bar de la esquina… voy a buscar el auto y te paso a buscar por allí, ¿Ok?…” Bajé y lo esperé. A los pocos minutos paró su auto y subí. Me llevó a un hotel que está en las afueras de Buenos Aires, sobre la autopista que lleva a la ciudad de La Plata, y que parece un castillo medioeval. “Ya reservé una habitación para los dos… creo que te va a gustar…”. La habitación era estupenda, tenía un jacuzzi y, además, una ducha con paredes de vidrio que daba al dormitorio. Carlos pidió una botella de champan y mientras llegaba comencé a desnudarme ante él, que me miraba tirado sobre la cama, ya descalzo. “Metete en el jacuzzi…” me ordenó, “… cuando llegue la botella voy para allá”. Preparé el jacuzzi y me metí en él para disfrutar del agua tibia. Enseguida llegó Carlos, todo desnudo y se sentó a mi lado. La vista no era del todo lo sensual que una espera en estas ocasiones: pecho peludo y canoso, los pechos un poco gordos, la panza peluda que tapaba en parte los órganos genitales, una verga de piel amarronada y no totalmente erecta y, finalmente, un par de huevos que colgabas de dos sacos arrugados. Me abrazó y comenzó a besarme, metiéndome su lengua dentro de mi boca, con una manos amasándome una teta. Yo busqué su verga, que yacía bajo la barriga; aún estaba un poco flácida, así que jugué con ella ...
... para que endurezca, con un poco de esfuerzo logre que tomara mejor aspecto. Cuando creí que Carlos ya estaba a punto le pregunté si quería ir ya a la cama. Salimos del jacuzzi y nos secamos con un par de batas que allí había. Nos tiramos sobre la cama , me abrazó, comenzó nuevamente con sus besos y sus manoseos en mis tetas y vagina… yo volví a agarrar su verga que ya había perdido parte de su dureza. Lo giré para que quedase boca arriba y me corrí hasta quedar con mi boca a la altura de su verga; me la metí y chupé como si fuera un caramelo, esperando que pudiera volver a endurecerla. Los pelos de su pubis se me metían en la nariz, causándome cosquillas, pero poco a poco, pude conseguir que estuviera lista. Me di cuenta que no tenía que perder mucho tiempo si no quería que se aflojara nuevamente; entonces busqué un preservativo que estaba en una mesita junto a la cama y se lo coloqué, me subí encima de Carlos, un poco incómoda por la barriga de él, agarré su miembro y me lo acomodé entre los labios vaginales; descendí y me dejé penetrar. Lo cabalgué suavemente. Me preguntaba cuanto duraría el viejo y si pudiese yo acabar antes que se le pasara la erección. Puso sus manos en mis tetas y me las apretaba, como si quisiera exprimirlas. Una leve baba le apareció en la comisura izquierda de la boca. Me miró a los ojos y me dijo que siempre había querido cogerme, que me miraba el culo cada vez que me veía y que sabía que detrás de mi apariencia de mujer casada, no había otra ...